Diario de León
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León

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En Estados Unidos han llegado a la conclusión de que, para ser feliz, basta con una profesión no excesivamente pagada, principalmente relacionada con la ayuda a los demás, ya sea en el campo de la ayuda psicológica, física, o bien en la acción directa de salvar una vida en peligro. Esa sorprendente actitud americana que, lo mismo antepone valores espirituales, como los pospone; ahora no vende que, para ser felices no hace falta ser un magnate de nada, simplemente con ser cura, bombero o fisio, ya podemos decir que hemos alcanzado la felicidad. Pues nada, una buena sotana, un buen traje ignífugo acompañado de su casco, o una buena tabla de ejercicio físico y un buen ungüento para aplicar un tonificante masaje, nos asegurará el éxito. Digo yo que, los curas, en los tiempos que corren, la tan abnegada labor humanitaria que realizaban ya no goza de la popularidad de antes, remitiéndonos a la escasa ocupación de los seminarios diocesanos. A los bomberos se les va ajustando tanto el sueldo que, probablemente, decidan jugársela en un deporte de riesgo, a que pongan en duda su profesionalidad, además de la tendencia a la baja de sus remuneraciones. Los fisios, pues si. Está más de moda cuidar el cuerpo. Yo creo que, como se trata de una consulta relacionada con la medicina, pues habrá de todo. Personas amables, como impertinentes; por lo tanto, el día a día en esta profesión, no lo veo yo como para ser el motivo principal de la felicidad. Los estadounidenses son muy emotivos, además de ser una cantidad ingente de habitantes; con lo que las modas en cualquier ámbito son más cíclicas. Los españoles somos menos emotivos, a la vez que más cínicos. A un cura, como se le descubra el mínimo desliz, ‘apañado va’. Al bombero, pues estamos hartos de oír: “demasiado cobran para lo que hacen, y además siempre llegan tarde”. A un fisio, pues no se me ocurre, pero el tema no estaría demasiado lejos de atribuirle alguna connotación del tipo sexual, por lo de los masajes. Resumiendo, en España la felicidad todavía esta relacionada con acertar algún premio gordo de las distintas loterías en juego; que por cierto, a esto no nos gana nadie.

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