Diario de León

Agentes que son sabuesos en drogas. venenos y dinero

La academia de perros policía del grupo cinológico de la Guardia Civil de Castilla y León en la localidad zamorana de Coreses forma a tres nuevos agentes de cuatro patas: Oca, Samir y Chico

Los adiestradores con Oca, Samir y Chico, tres nuevos agentes caninos que serán expertos en localizar drogas, venenos y billetes. MARIAM A. MONTESINOS

Los adiestradores con Oca, Samir y Chico, tres nuevos agentes caninos que serán expertos en localizar drogas, venenos y billetes. MARIAM A. MONTESINOS

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A la academia de perros policía que constituye el grupo cinológico de la Guardia Civil de Castilla y León han llegado Oca, Samir y Chico, tres nuevos agentes de cuatro patas que en unos meses estarán ávidos de encontrar drogas, venenos y dinero en billetes.

Mientras ellos avanzan en su formación a campo abierto en lugares como un pinar del municipio zamorano de Coreses, a otro compañero perruno del grupo, Sito, está a punto de llegarle la jubilación tras una vida laboral plagada de batidas en búsqueda de personas y unas cuantas vidas salvadas que bien le harían merecedor de una condecoración.

Al igual que veteranos y aprendices intercambian conocimientos en el cuartel, Sito y Oca suman ladridos mientras esperan el momento de poner a prueba su olfato, el primero ya curtido en esas tareas con nueve años de trabajo a sus espaldas y el segundo deseoso de aprender a identificar los matices de las distintas sustancias estupefacientes y jugar a encontrarlas a cambio de un premio.

Todo el adiestramiento se realiza «en positivo», como si fuera un juego, y se les educa incluso para que toleren la frustración, dándole un pequeño premio tras la búsqueda sin resultados, pero no tan grande como el que reciben cuando logran su objetivo, explica el sargento primero Fradejas, que está al frente del equipo de siete perros del grupo cinológico de Castilla y León.

Esos perros sirven de refuerzo a los que, sobre todo de drogas, tiene cada comandancia provincial y en ocasiones también acuden a otras comunidades autónomas cuando se les requiere, como puede ocurrir en el caso de Chico para misiones en Asturias o Galicia, ya que allí no existe un perro especializado en detección de papel moneda.

Hasta ahora en Castilla y León tampoco lo había pero cuando este pastor alemán de pelo negro complete su formación dispondrán de un perro deseoso de jugar a descubrir los huecos ocultos de la casa o del coche en los que «los malos» esconden el dinero de procedencia ilícita.

No menos importante será la función de Samir, al que entrenan para detectar cebos envenenados y animales muertos por envenenamiento, una especialidad perruna de la que hasta ahora también carecía el grupo cinológico de Castilla y León, pese a la gran masa forestal y la riqueza faunística de esta Comunidad.

«El uso de venenos es un desastre ecológico brutal, unos pocos gramos pueden matar cientos de animales, el veneno es barato de conseguir, fácil de esparcir en el campo y el daño es tremendo», explica Fradejas, que ahora cuenta con un compañero de cuatro patas para acabar con esas prácticas letales por sus consecuencias en toda la cadena trófica.

El adiestramiento de los tres nuevos perros del grupo, iniciado a finales de julio y que se completará antes de acabar el año, ha contado con una primera fase de vinculación del guía, a la que ha seguido otra de obediencia básica para en última instancia entrenar la identificación de los olores que tendrán que detectar cuando se pongan el arnés de la Guardia Civil.

En sus jornadas de aprendizaje, los agentes de cuatro patas, junto a sus compañeros humanos, dedican un tiempo a la forma física, invierten otro rato en la preparación de ejercicios, cada día más complicados, y tienen tiempo para las tareas de aseo, comida y una pequeña inspección veterinaria, mientras que por las tardes, fuera ya del horario de servicio, el perro y su guía dan un largo paseo para no perder la forma física.

«El vínculo que se crea con ellos es prácticamente de familia», asegura Fradejas, de ahí que uno de los momentos más duros sea cuando se jubila el perro y su guía no puede hacerse cargo de él. En ese caso, aunque lo viven con tristeza, a los adiestradores al menos les queda el consuelo de que perros como Sito encuentran «una salida muy digna», ya que a través de una ONG se seleccionan familias en las que tendrán garantizado el confort y el cariño tras su jubilación después de una intachable hoja de servicios.

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