Diario de León

Arrimadas asume «errores» y amplía el núcleo duro para sofocar una revuelta

Relega a Cuadrado y Espejo pero los mantiene en los órganos de Cs y Cantó deja el partido

Inés Arrimadas ayer, en la sede nacional de Ciudadanos, con su nuevo núcleo duro. GABINETE DE COMUNICACIÓN DE Cs

Inés Arrimadas ayer, en la sede nacional de Ciudadanos, con su nuevo núcleo duro. GABINETE DE COMUNICACIÓN DE Cs

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Poco podía sospechar Inés Arrimadas la semana pasada cuando bendijo la operación para desalojar al PP del Gobierno de Murcia que la jugada se acabaría volviendo en su contra y asomaría a Ciudadanos al precipicio.

El fiasco de la moción de censura contra Fernando López Miras, que se llevó por delante la coalición en Madrid, hizo saltar las costuras de la formación liberal y dejó a la dirección noqueada y sin el control de la organización política. ayer tocaba aplacar los ánimos y remendar esas costuras.

«Hemos cometido errores», reconoció la líder de los liberales, que lamentó que haya una operación para «acabar» con Ciudadanos.

Arrimadas reunió de urgencia en Madrid a la ejecutiva nacional para explicar la errática carambola, rediseñar la hoja de ruta naranja y desactivar la amenaza de revuelta. Cinco horas de intenso debate en las que la presidenta de Ciudadanos anunció a los suyos su decisión de ampliar el núcleo de la toma de decisiones del partido, incorporando a varios dirigentes territoriales, además de relegar a los responsables de la mala gestión de la operación murciana. Cambios mínimos que no sirvieron para frenar la salida del líder en la Comunidad Valenciana, Toni Cantó, que podría seguir los pasos del exsecretario de Organización, Fran Hervías, y desembarcar en las filas populares.

El que fuera diputado del Congreso durante la pasada legislatura se marchó del cónclave con fuertes críticas a la actual dirección, de la que considera que no ha asumido sus responsabilidades por la «ridícula moción de censura» de Murcia y las elecciones convocadas en Madrid. Cantó arremetió también contra Arrimadas por preferir proteger a su ejecutiva, en vez de «elegir proteger al partido».

«Hay que asumir responsabilidades —aseveró— y no lo está haciendo».

El dirigente valenciano, que dejará su acta en los próximos días, reclamó la salida de toda la cúpula del partido. Para Cantó el paso al lado dado por Carlos Cuadrado, vicesecretario general primero, y José María Espejo-Saavedra, vicesecretario general adjunto, es insuficiente.

BAL, CON MÁS PODER

Los dos hombres de confianza de Arrimadas, en el punto de mira desde el batacazo en Cataluña, renuncieron a sus cargos orgánicos aunque ambos seguirán trabajando a sus órdenes. Una pérdida de influencia en la tomas de decisiones que, en todo caso, no es plena, puesto que seguirán formando parte de este comité permanente ampliado que la misma presidenta de Ciudadanos definió como «de concentración» y cuyo principal objetivo será hacer frente a los difíciles retos que el partido liberal tiene ahora por delante.

Para diluir su peso, Arrimadas incorpora a ese núcleo duro a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, al vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, al hasta ahora vicepresidente madrileño, Ignacio Aguado, al eurodiputado Jordi Cañas, a los diputados Sara Giménez y Guillermo Díaz, al coordinador en Aragón, Daniel Pérez, y al portavoz en el Ayuntamiento de Valencia, Fernando Giner. Su mano derecha en el Congreso, Edmundo Bal, ejercerá como portavoz nacional relegando a Melisa Rodríguez, que será portavoz adjunta.

Escoltada por su nuevo comité permanente la líder naranja confirmó que Ciudadanos luchará hasta el final como partido bisagra y renunció a integrarse en el PP. Arrimadas no quiere resignarse a ser el zumo que se toman sus competidores ni a seguir los pasos de la extinta UPyD.

«Estoy convencida —dijo— de que España nos necesita. Nuestra única intención es que los españoles puedan votar a un partido de centro, liberal y limpio».

Tras entonar el ‘mea culpa’ y reconocer que desde su partido no supieron explicar «la situación tan grave que se producía en Murcia» y por la que impulsaron la moción de censura, aseguró sentirse orgullosa de «ser y estar» en Ciudadanos.

Aunque parece que la sucesora de Albert Rivera ha conseguido calmar las aguas revueltas aún hay quien cree que las medidas adoptadas son insuficientes y de que se trata de un cierre en falso de la crisis. En la dirección dan por sentado que en los próximos días continuará el goteo de bajas y de queverán «a personas de Ciudadanos ponerse al servicio de otros partidos».

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