Diario de León

«¿Cuál es la tecla Maribel?»: dos meses para los covid-presupuestos

El virus también ha mutado la manera de afrontar la elaboración de la ley más importante de cada ejercicio, la que determina si la sanidad y la educación son una prioridad o si hay recortes, la que marca si suben o no los salarios, si hay subvenciones: la ley de los presupuestos públicos

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Lejos quedan las ordinarias y pautadas tramitaciones presupuestarias: pistoletazo de salida en pleno verano, maduración con el ‘veranillo de San Miguel’, presentación del proyecto de ley como fruto inicial antes del 15 de octubre para cumplir con el Estatuto de Autonomía de Castilla y León y una casi navideña aprobación en las Cortes. Esos solían ser los pasos.

Que el coronavirus lo ha cambiado todo se aprecia cada día, a cada paso por las calles, en cada conversación, pero lleva ya años Castilla y León con prórrogas y tramitaciones presupuestarias ‘alternativas’, sin la referencia de los Presupuestos Generales del Estado que recetó Cristóbal Montoro en el ya lejano 2018.

La particularidad de este año es que el virus también ha mutado la manera de afrontar la elaboración de la ley más importante de cada ejercicio, la que determina si la sanidad y la educación son una prioridad o si hay recortes, la que marca si suben o no los salarios, la que incluye más o menos inversiones productivas y subvenciones: la ley de los presupuestos públicos.

Con la que está cayendo, las administraciones han tenido que dejar a un lado los habituales remilgos por la falta de ‘marco macroeconómico’, remangarse para construir cuentas en el aire y repartir las partidas asumiendo públicamente que se descuadrarán, para bien o para mal, en función de la evolución de la pandemia. Sin presupuestos no había ayuda europea.

LA TECLA MÁS FAMOSA

Hace sólo unos días, durante la presentación del denominado ‘techo de gasto’ en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, pasó casi desapercibida una simbólica anécdota del consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, quien preguntó justo antes de comenzar a hablar: «¿Cuál es la tecla Maribel?». Se dirigía a alguien que estaba sentada en la primera fila del auditorio.

Era la directora general de Presupuestos, María Isabel Campos, quien llegó a este cargo el pasado verano, con el tiempo justo para encarar este reto de cuadrar las paradógicas cuentas de 2021: los ingresos menguados por la covid —aunque con ayudas estatales y europeas que pueden engordarlos— y los gastos disparados por la factura de la covid —esta misma semana la Junta ha detallado que va ya por 370 millones sólo en la Consejería de Sanidad—.

Con esa inocente pregunta, Carriedo se refería a la tecla que debía pulsar para ir pasando por la pantalla de su ordenador las tablas de las previsiones macroeconómicas para 2021, incluidas las malas perspectivas para el empleo.

Y ese es problema. Dar con la ‘tecla’ presupuestaria se complica si, para acertar, es necesario dar con las otras teclas: la mayúscula de combatir el coronavirus desde el punto de vista sanitario, económico y social, con un montón de derivadas en otros sectores como el educativo y con una buena cantidad de incertidumbres para el futuro a corto, medio y largo plazo.

La propia Maribel lo ha reconocido en su última comparecencia ante las Cortes de Castilla y León: si los gastos asociados a la covid han sido elevados en 2020, lo van a ser más en 2021, con un escenario «complicado» a la hora de conocer el nivel de ingresos que habrá.

El Parlamento autonómico ha dado luz verde al más elevado techo de gasto de la Comunidad desde que se realiza este trámite: son casi 11.000 millones de euros, a los que se sumarán los recursos que considere la Junta que puede conseguir en los mercados financieros y a los que previsiblemente se unirán también las ayudas extraordinarias europeas y nacionales para afrontar la pandemia.

Las claves de estas cuentas son variadas, ya que en plena crisis económica pueden elevarse tanto por la decisión de la Unión Europea de relajar las exigencias fiscales y los límites de déficit, en una línea casi opuesta a lo ocurrido en la crisis financiera de 2008.

COMBATE A LOS ÚLTIMOS MESES

Eso marcará el paso para acometer el combate a los —esperan los expertos— últimos meses de la pandemia antes de contar con la vacuna, pero también para afrontar otros retos pendientes en Castilla y León, también interconectados, como son la reindustrialización y la generación de oportunidades en el medio rural y para los jóvenes, como alternativa a la actual tendencia de despoblación, con proyecciones del INE que asustan.

Con un consenso político en materia presupuestaria casi descartado en Castilla y León por un ambiente cargado de reproches y hasta insultos entre el PSOE, el PP y Cs, las cuentas arrancarán su tramitación en el Parlamento autonómico cuando el Gobierno apruebe definitivamente el proyecto de ley en próximas fechas.

Será el estreno del presidente Alfonso Fernández Mañueco en estas lides y también las primeras cuentas del actual consejero de Economía y Hacienda, tras casi dos décadas de sumas, restas, multiplicaciones y divisiones de su antecesora en el cargo, Pilar del Olmo.

Tras esa presentación y su debate de totalidad en el Pleno, cobrará protagonismo la Comisión de Economía y Hacienda de las Cortes, donde deben fraguarse los potenciales acuerdos puntuales tras las comparecencias de los consejeros para explicar sus cuentas.

La previsión es que todos estos trámites deparen la aprobación de los presupuestos en enero-febrero, al menos con los votos de los partidos del Gobierno (PP y Cs), aunque en la Junta ya dan casi por seguro que tendrán que modificar las cuentas a lo largo del ejercicio. La duda es si la tecla será + o si la tecla será -.

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