Diario de León

Feijóo propone ahora al PSOE aislar a Vox y Podemos tras pactar con Abascal en CyL

El PP no habría presidido Castilla y León, Andalucía, Madrid y Murcia de haber aplicado antes esa fórmula

Mañueco y García-Gallardo muestran el pacto de gobernabilidad para CyL tras su firma. NACHO GALLEGO

Mañueco y García-Gallardo muestran el pacto de gobernabilidad para CyL tras su firma. NACHO GALLEGO

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Alberto Núñez Feijóo sería ahora mismo el único presidente autonómico del PP si su propuesta de que gobierne el partido más votado se hubiese aplicado en las últimas elecciones territoriales de 2019. Una reforma que el nuevo líder de los populares confía en arrancar a Pedro Sánchez ante el próximo ciclo electoral, que se iniciará previsiblemente en junio en Andalucía, para excluir de posibles pactos a Vox y a Unidas Podemos.

En el entorno del líder gallego consideran que, de haber existido ese acuerdo antes entre PSOE y PP, Sánchez no habría tenido de vicepresidente a Pablo Iglesias ni Alfonso Fernández Mañueco haría lo propio ahora en Castilla y León con Juan García-Gallardo. Los socialistas, insisten estas mismas fuentes, son «quienes han metido en la gobernabilidad a Vox porque tienen en sus manos aplicar el cordón sanitario que tanto defienden».

Feijóo ha abogado a lo largo de casi toda su trayectoria por que gobierne la lista más votada como opción preferente. Fue en el revés electoral de 2005, que dejó a Manuel Fraga fuera de la Xunta, cuando el dirigente gallego aprendió lo mucho que se puede perder ganando. Los populares se quedaron a un escaño de revalidar la mayoría absoluta y el reparto de asientos en el Parlamento autónomico permitió al PSdeG y al BNG gobernar en coalición. «Los socialistas aplican lecturas cortoplacistas para resolver el presente y no miran a largo plazo», apuntan en el equipo de Feijóo.

Sin embargo, el PP ignoró esa máxima sobre pactos postelectorales en Canarias en 2007. El socialista Juan Fernando López Aguilar le sacó casi 100.000 votos a Coalición Canaria pero sus 26 escaños fueron insuficientes frente a los 30 que el partido de Paulino Rivero sumó con los populares. La decisión la aprobó Mariano Rajoy, que en 2014, ya en el Gobierno, amagó con regular por ley esta doctrina al ver que la fragmentación política llegaba para quedarse. La guardó finalmente en el cajón, pese a tener mayoría absoluta para implantarla, y a partir del 2015 los populares empezaron a pagar un alto precio por su desventaja frente a los socialistas para sumar. En los comicios de ese año, los acuerdos entre el PSOE y Podemos volvieron a dejar a los candidatos ganadores del PP en la oposición en muchas capitales de provincia.

El mismo objetivo que persigue ahora Feijóo, lo buscó Pablo Casado tras asumir las riendas del partido en 2018. Entonces, los conservadores llevaron al Congreso una proposición de ley para modificar la ley electoral de forma que se garantizase que gobernara en los ayuntamientos la lista más votada. Cuando los demás partidos tumbaron la iniciativa en la Cámara baja, en la dirección popular decidieron dar un volantazo para pactar con quien se pusiera por delante. En Andalucía, fue una coalición con Ciudadanos apoyada por Vox.

Los socialistas habrían seguido al timón de la Junta de haberse respetado a la primera fuerza. En los comicios de diciembre de 2018, Susana Díaz consiguió el 27,9% de las papeletas y 33 representantes. El PP obtuvo casi siete puntos menos de apoyo (20,7%) y 26 diputados, pero la suma con los escaños de Ciudadanos, que sacó 21 diputados y el 18,2% de los votos, y con los de Vox, que se estrenó en la Cámara autonómica con doce asientos y el 10,9% del apoyo, le llevó a la mayoría absoluta que garantizó la investidura de Juanma Moreno.

Un guión similar se vivió en la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia tras los comicios del 26 de mayo de 2019. En los dos territorios, el PP fue segunda fuerza en las urnas, pero mantuvo la presidencia autonómica tras llegar a un acuerdo de coalición con la formación que entonces presidía Albert Rivera —el que levantó un ‘cordón sanitario’ al PSOE— y a un pacto de investidura con los de Santiago Abascal. Tras 32 años de gobierno de los conservadores, el socialista Ángel Gabilondo ganaba en Madrid con 37 escaños, frente a los 30 de Isabel Díaz Ayuso, y una diferencia de 165.000 votos. En Murcia, el candidato del PSOE, Diego Conesa, logró 17 escaños, uno más que el popular Fernándo López Miras y apenas un millar de papeletas más que su rival.

En el caso de Castilla y León, los socialistas volvieron a ganar en la Comunidad con Luis Tudanca por primera vez desde 1983 con 35 escaños, seis más que el PP, y 50.000 votos más que Mañueco pero populares y liberales llegaron a la mayoría absoluta que permitió a Alfonso Fernández Mañueco alcanzar la presidencia de la Junta.

Con esos antecedentes, Feijóo buscará el acuerdo por escrito con Sánchez para que gobierne la lista más votada. «Esperamos que recapacite», insisten desde el entorno del líder gallego. Estas mismas fuentes defienden que de aplicar esta fórmula las políticas españolas girarían «más hacia el centro» porque el PSOE «miraría menos a su izquierda y el PP menos a su derecha».

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