Diario de León

La Junta vincula la revuelta con el malestar social por la crisis

El portavoz cierra filas con Lacalle y niega presiones de Génova.

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RAQUEL SASTRE | Valladolid
León

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El Ejecutivo autonómico vinculó ayer las revueltas de Gamonal, en Burgos, con la «tensión» y «malestar social» que acumulan los ciudadanos tras seis años de «crisis profunda», y con el «rechazo profundo» que manifiestan hacia la clase política, a la que culpan por causar sus problemas o no darles solución. «Es la gota que culmina el vaso», resumió el portavoz, José Antonio de Santiago-Juárez, quien agregó que nada de eso justifica la violencia.

El consejero, que se sometió a un intenso interrogatorio sobre este asunto tras el Consejo de Gobierno, defendió que el estallido social ocurrido en la capital burgalesa podría haberse producido en cualquier otra ciudad y por cualquier motivo –un incremento de tasas, ejemplificó–. De hecho, De Santiago-Juárez recordó los altercados vividos hace dos semanas en Alemania, y antes en Londres o en París.

En todo caso, y tras expresar su «máximo respeto» a los ciudadanos que se han venido manifestando pacíficamente, el portavoz condenó la actitud de los radicales. «La violencia puede paralizar una obra, pero no la democracia», dijo.

La Junta cerró filas con el alcalde, Javier Lacalle. El portavoz reconoció su «buen hacer» y defendió que el proyecto del bulevar, que ha sacado a la calle a los vecinos, fue «dialogado y participado», además de figurar en el programa electoral del PP «y de otros partidos», añadió.

Pasó más de puntillas De Santiago-Juárez cuando fue preguntado por las críticas a la lentitud de reacción de Lacalle, que tardó tres días en anunciar que paralizaba provisionalmente las obras y llamaba a los vecinos a dialogar. «No se esperaba un brote como el que hubo (...) A usted le puede parecer mucho 72 horas y a otros poco (...) La capacidad de reacción en todos no es igual», indicó.

El portavoz negó que Génova haya dado ningún «toque» el alcalde burgalés que le llevara a paralizar las obras y precisó que esta decisión no puede entenderse como «un paso atrás». «Dialogar nunca es ceder», añadió.

Valladolid

La movilización en el barrio burgalés de Gamonal sigue generando reacciones diversas en partidos políticos y otras organizaciones. Izquierda Unida pidió ayer la dimisión del delegado del Gobierno por las actuaciones de las fuerzas de seguridad ante la protesta vecinal;_la Confederación de Asociaciones Vecinales aplaude la movilización y anima a la ciudadanía a defenderse de los ataques a la participación, y el presidente de la FREMP, Miguel Ángel García Nieto, se solidariza con el alcalde de Burgos.

e «REPRESIÓN». La responsable de Igualdad, Solidaridad y Derechos Humanos de Izquierda Unida en Castilla y León, Sara Doval, pidió ayer la dimisión del delegado del Gobierno, Ramiro Ruiz Medrano, por la «represión vecinal» ejercida en el barrio de Gamonal. «El Gobierno, en un conflicto socio-político vecinal y en pro de la seguridad ha coartado los derechos y las libertades, instaurando un estado de excepción tácito, además de utilizar métodos duramente criticados por Europa y retrotraernos a una España preconstitucional», criticó la formación. También reclamó la libertad sin cargos y sin fianza de todos los detenidos y señaló que «no se primó la seguridad de las personas, sino la de los activos económicos de la construcción».

e «SOLIDARIDAD» . El presidente de la Federación Regional de Municipios y Provincias (FRMP), Miguel Ángel García Nieto, trasladó su «solidaridad» al alcalde de Burgos, Javier Lacalle, aunque reconoció que un «mayor diálogo» hubiera evitado que los acontecimientos hubieran llegado a esos extremos. García Nieto condenó la violencia y consideró “muy acertada” la decisión de paralizar las obras hasta llegar al consenso, informó Ical.

e «UN TRIUNFO». La Confederación Estatal de Asociaciones Vecinales (CEAV) mostró su «orgullo» por la actuación y los resultados que los colectivos de vecinos han realizado y conseguido en Gamonal, al tiempo que llamó a las «movilización y la insumisión» para defenderse de «los ataques» a la participacion ciudadana. Se ha conseguido «un triunfo social de un valor simbólico y de futuro incalculable», consideró. Además, expresó que el movimiento vecinal ha ejercido «una defensa a ultranza» de los intereses del barrio «por encima de lo que pueden hacer algunos dirigentes políticos».

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