Diario de León

Casado defiende las videoconsultas e insiste en aplicar la reordenación rural

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S. CALLEJA | VALLADOLID  

Aterrizó en la Consejería de Sanidad con el reto de romper con el continuismo y mejorar la organización. Aunque está convencida de las virtudes y de que lo demostrará, su plan para reordenar la Atención Primaria en el medio rural ha sido el primer paso y ha levantado ampollas. Observa la reacción como el «síndrome de resistencia al cambio», y avanza que no será el único. El departamento de Verónica Casado trabaja ya en un «ambicioso» plan de atención continuada, emergencias y urgencias hospitalarias; en uno para la primaria del medio urbano y en una reordenación global del modelo hospitalario, aún en ciernes, que pasa por alianzas entre centros y mucho trabajo en red, también en asistencia, de modo que un paciente de Ávila pueda ser atendido por un especialista de Valladolid sin trasladarse.  

—Le han sobrado 100 días para levantar ampollas. ¿El plan de reordenación de la Atención Primaria en el medio rural, hasta qué punto mejora la prestación para garantizar la sostenibilidad?  

—Tanto el Marco Estratégico para la Atención Primaria y Comunitaria, publicado por Ministerio, como las conclusiones del grupo de trabajo autonómico que se creó para redefinir la Atención Primaria en Castilla y León indican que había que hacer una reordenación. Llevamos más de 35 años con una que pudo dar respuesta, pero que hoy, con la dispersión, el envejecimiento, la despoblación y las patologías crónicas, indica que tenemos que hacer algo, y hacerlo rápidamente. Las tendencias demográficas y el déficit de profesionales obligan a dar estabilidad al sistema.  

—¿Esto se garantiza con los consultorios rurales de agrupación?  

—Es una estructura intermedia que permite mejor dotación clínica y conexión informática, utilizar las tecnologías con mayor seguridad y conectar a la red de Sacyl para acceder a la historia clínica de Primaria y Especializada, y también una relación más cercana con el hospital, incluso con conexiones entre centros. Además, rompe la soledad del profesional, que comienza a trabajar en un mini equipo. Implica tener consultas para la zona de influencia todos los días; que los profesionales tengan tiempo para actividades comunitarias, de docencia o formación, y asistencia directa a toda la población. Esto no quita que hagan rutas, similares a las actuales, pero con cita previa. Hoy en las 25 horas clínicas que está haciendo un médico, 15 se las pasa conduciendo y diez horas atendiendo los consultorios. Esto disminuye la eficiencia del sistema.  

—¿Incide en la cita previa?  

—Queremos garantizar la asistencia en el consultorio de proximidad a demanda, en el consultorio o en el domicilio, pero que el médico no tenga que ir cuando no haya demanda. La cita previa permite al profesional organizar y programar. Lo ideal es que parte de las consultas sean espontáneas, pero también concertadas, como puede ocurrir con la revisión periódica de un paciente diabético, tanto médica como de enfermería. La enfermería, además, tiene un papel fundamental en el medio rural, donde los pacientes son crónicos y pluripatológicos necesitan, sobre todo, cuidados. Pero de ninguna manera esto quiere decir que vayamos a sustituir médicos por enfermeras. Estarán mejor organizados y cada uno haciendo su papel.  

—¿El modelo del CRA se va a implantar en todo el territorio?, ¿qué fechas barajan?  

—No se va a poner en todas las zonas básicas de salud, porque hay muchos equipos de Atención Primaria que ya han organizado la cita previa y la manera de abordar a sus pacientes. Hay otros que por dispersión no lo han podido hacer. Aquí es donde lo vamos a plantear, con un análisis zona a zona y escuchando a los protagonistas, a pacientes y profesionales, que es lo que estamos haciendo con el proyecto piloto. La idea es que a mitad de legislatura esté el diseño del mapa completo y a finales, funcionando. El plan en Aliste se va a probar a lo largo del invierno y el verano, para luego evaluarlo y tomarlo como experiencia para el resto del territorio.  

—¿Este sistema se lo ha inventado Sacyl o existen experiencias previas en otros territorios?  

—Se aplica en otros países con poblaciones muy dispersas, que utilizan mapas de isocronas, posicionando a los profesionales... Desde luego, nuestro sistema actual ese sí que no está en ningún país. Tener un médico por 200 o 300 habitantes, aislados, solos... Eso es algo que en sistemas nacionales de salud no existe. El diseño sale también de experiencias propias de muchos profesionales que llevan tiempo diciendo que esto no puede ser, que no pueden pasar todo su tiempo conduciendo.  

—Volviendo al medio urbano, ¿se van a redefinir competencias y contenidos?  

—Necesitamos el desarrollo de competencias avanzadas y de la eficacia de nivel, y aumentar su capacidad de resolución que pasa por mejor organización interna para hacer más atención a domicilio, más intervención comunitaria, más cuidados paliativos.. También, vamos a apostar por la teleasistencia; que estés con un paciente que te preocupa y puedas conectar con el especialista del hospital y te ayude.  

—¿La necesidad de mejoras urgentes para garantizar la viabilidad del sistema también obligan a repensar el actual modelo hospitalario, hacia dónde debe caminar?  

—He empezado por la atención primaria rural, seguiré por la urbana, seguiré por la continuada y las urgencias y las emergencias hospitalarias, pero el hospital me importa sobremanera. Que esté organizando desde la base es porque tiene que sustentar todo el edificio. Quiero que todos los hospitales tengan el mismo sistema de historia clínica, la misma informatización, porque necesitamos la conectividad; catálogos y carteras de servicios similares según niveles. Todo esto lo tenemos que homogeneizar. No creo en la competitividad entre hospitales, creo en la complicidad, que trabajen juntos para mejorar la salud de la población.  

—¿Vamos a asistir a un nuevo modelo del sistema hospitalario, con centros trabajando en red, donde los grandes apoyen a los pequeños?  

—Exacto, y que los pequeños se puedan beneficiar de la docencia, formación e investigación que se haga en los grandes. Que todo sea más permeable. Al igual que me interesa que los centros de salud rurales sean docentes, me interesa mucho que los comarcales sean centros docentes, porque no se ama lo que no se conoce. Integrar en la red de formación a todos los comarcales nos beneficia porque conoces el espacio y te puedo fidelizar y, dos, porque es una medicina muy polivalente. Es una apuesta por formar más médicos y hacerlo donde los necesitamos y para las especialidades que necesitamos. Se trata, con esquemas básicos, de la complicidad, en lugar de la competitividad; las alianzas estratégicas e intentar trabajar más en red tanto en formación, como en investigación, como en asistencia. Partiendo de esta premisa, haremos un desarrollo por hospitales, por provincias.  

—¿Puede suponer que un paciente de Ávila sea atendido por videoconsulta por un especialista de un hospital de Valladolid?  

—Es romper un poco, y no tener miedo. La rueda hace muchos años que existe y fue un avance fundamental, la tecnología también lo es. No puede aplicarse a todas las especialidades, hay cosas que las tienes que ver de cerca, pero otras las puedes ver sin necesidad de hacer un desplazamiento. Hay varios proyectos, como el del anillo radiológico, no sólo para poder ver las placas, sino que un TAC hecho en Ávila sea informado por un radiólogo de Salamanca. Todas esas cosas las podemos hacer y las tenemos que hacer.  

—Las traídas y llevadas listas de espera. ¿Se ha abierto una investigación para saber si se manipularon?  

—Las irregularidades las hay, pero no son irregularidades punibles. Se han podido dar porque se centró mucho la atención en una determinada parte de la lista de espera quirúrgica y estructural, que es de lo que habla el Real Decreto. Esa lista de espera estaba ahí, y podía estar cumpliendo criterios adecuados, pero estaba creciendo la lista de espera no estructural. Hemos querido aflorar todo. Creer que alguien hace maquillaje aposta es muy difícil de demostrar; a veces no están bien definidos los criterios, son entendidos e interpretados de diferente manera... Estamos trabajando en ver cómo está de verdad, y en establecer criterios homogéneos de tratamiento de los datos para que todos entendamos lo mismo. Habrá medidas correctoras estructurales, por déficit de profesionales, y otras organizativas, y seguiremos con el plan Perycles. Las listas de espera quirúrgicas habían conseguido un buen nivel, y tenemos que seguir intentando mejorar un poco y trabajar con la lista de espera de las consultas.  

—¿En qué medida van a incidir en la lista las consultas de alta resolución?  

—Son un compromiso de Gobierno. Se trata de intentar organizar por algunas especialidades y procesos la atención de personas que vivan a más de 50 kilómetros de un hospital, de tal forma que si yo te veo por un dolor torácico, ese día se te hace el ecocardiograma, la prueba de esfuerzo, la analítica y al final de la mañana tienes los resultados. En lugar de volver cuatro o cinco veces, en una sola atacada lo hemos resuelto.  

—Ha expresado en las Cortes su compromiso con las unidades satélite de radioterapia. Fue una promesa en campaña del PP que no recoge el pacto de Gobierno con Cs, y que el propio Igea criticó.¿ Es realista su planteamiento?  

—No vienen en el pacto de gobierno, pero gobernamos con un partido que ha hecho unas promesas electorales. Se preguntó al Comité Consultor de Radioterapia qué opinaban. Se apostó por las unidades satélite, que tiene un coste, pero nos permite utilizar otros recursos y poder hacerlo más viable. Estamos trabajando en ellas. No forma parte del pacto, pero es algo que se ha dicho a la población y ante todo está que sea escuchada.

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