Gente de aquí | Juegos de siempre
Chapados en carreras
La Vuelta Chapista a Astorga levanta pasiones treinta años después de su nacimiento como un acto más del programa de las Fiestas de Santa Marta.
Los pequeños se disputan las etapas a lo largo de las calles de la ciudad.
Como protagonista, la chapa. Chapas de cerveza, de refresco y hasta de leche. Las que mejor funcionan son las más antiguas. La Vuelta Chapista a Astorga ha cumplido este año su trigésima edición, con la misma ilusión y ganas con las que comenzó a organizarla Perico Alonso, su ideólogo, hace tres décadas.
Una tradición que ahora retoman sus sucesores, entre los que se encuentra Alfredo Rebaque Gómez, que explica con entusiasmo cómo cada niño de entre 5 y 13 años, puede inscribirse en esta actividad de forma gratuita, llevando su propia chapa o alguna heredada de antiguos parientes chapistas. Un tapón con el que comparten dorsal.
En equipos de cuatro, un máximo de cuarenta chavales se enfrenta durante seis etapas en carreras contrarreloj, de media y alta montaña, e incluso de cronoescalada, que fue la etapa que clausuró ayer esta vuelta. Tras concluir las seis jornadas de la competición, hoy se entregarán los premios para los mejores corredores, que recibirán bicicletas como galardón, y para correr vueltas de verdad, así como otros premios para el resto de los participantes, cedidos por los comercios astorganos.
Pero la cosa no acaba aquí, y es que los mayores de trece años también pueden retomar esta tradición participando en el memorial Perico Alonso, que este año alcanza su novena edición. Una competición en la que pequeños y mayores pueden lanzarse al asfalto para competir con sus chapas. En sus orígenes, la participación en esta actividad estaba reservada para todos aquellos que anteriormente habían participado en la Vuelta, mientras que a día de hoy, se ha abierto a todos los públicos. A través de la «muerte» —que se produce si no se supera con la chapa una alcantarilla—, los jugadores son eliminados hasta que solo queden los mejores.