La conexión lunar de Fresnadillas de la Oliva

borja méndez | madrid

Fresnedillas de la Oliva, un pequeño pueblo madrileño, apareció en el mapa gracias a la llegada del hombre a la Luna.

La Nasa eligió a este pequeño pueblo en Europa para seguir el acontecimiento del momento en el que el hombre ponía el pie por primera vez en la Luna, hace cincuenta años.

Ahora, cinco décadas después, el pueblo inaugura un museo lunar remodelado y que ya visitaron miles de personas. «Lo más importante que se puede ver son los equipos electrónicos de comunicación y seguimiento originales», explica Tomás Alonso, un trabajador de la estación de Fresnedillas.

El lugareño y profesor de historia, Pablo Alonso, que aún reside en la localidad y que fue testigo de esos días en los que el pueblo acogía a la Nasa, explica que «la llegada de los americanos fue una mezcla de modernidad y tradición».

La Nasa necesitaba tres señales ubicadas en distintas partes de la Tierra para el aterrizaje lunar. Una fue esta localidad madrileña, las otras dos se instalaron en Goldstone (California) y en Canberra (Australia).

Más de una veintena de habitantes de Fresnedillas fueron contratados para participar en las labores de la estación. Se quedaron a vivir en ella hasta el año 1985. Posteriormente, los trabajadores españoles de la estación se trasladaron al municipio vecino de Robledo de Chavela.

Los trabajadores estadounidenses abandonaron el pueblo, entorno al año 1972, una vez que el objetivo ya se había conseguido: la llegada del hombre a la Luna.

«Todos los que trabajaron en esa época en la base les dieron un diploma igual que los de la estación de Houston por el hito conseguido», explica Tomás Alonso, quien participó en dichas labores y ahora se encuentra en la estación de la Nasa en Robledo.

Fresnedillas de la Oliva tenía una población alrededor del medio millar de personas. Tras el seguimiento del programa Apolo, triplicó su población.