El perro y yo

Al primer perro que vivió en mi casa lo llamé Catón porque me indicaron que el mejor nombre para un canelo es el de dos sílabas con sonoro acento agudo; y Catón era un cañonazo que se oía a una milla, amén de ser un homenaje que le hacía a Marco Porcio Catón, gran orador, escritor, político y militar romano que se refugiaba en la agricultura cuando no estaba arreando estopa a cartagineses, íberos, griegos... o a patricios del Senatus (su «De re rustica» es un obrón). El perro Catón había sido abandonado y de mil amores dejé que me lo endilgaran los de la protectora. Por la misma razón el segundo perro que nos acompañó hasta su muerte era también de protectora, aunque de raza más definida -cane di pastore bergamasco- y le llamamos Silván para recordar y resucitar a un muerto: el sinuoso, coqueto y truchero río Silván que aguas arriba de Puebla de Lillo ajustició una panda de ingenieros pirulos haciendo una sospechosa e inútil concentración parcelaria donde no hacía falta (si perpetraran hoy aquel crimen, no bajarían ya de la picota en su perra vida). Y finalmente vino Luna, una perrina cazona a la que llamamos así por no encontrar un femenino agudo y por bautizarla junto al pueblo de Láncara sumergido en la cola del embalse de Luna.

Pero en ningún caso dije «mi perro»... ¿mío?... ni les adiestré en nada, ni más órdenes que el «pa casa, se acabó el recreo». Ya que iban a estar cautivos, dejé que fueran todo lo posible a su bola, ser algo perros, no mascotas, deambular lo suyo... y a gusto pagué que me lo chulearan... así que compadezco a tantos perros con amos y amas de amor tirano esclavizados en higienes obsesivas, vestiditos como criaturas y sitiados por mimos babosetes o chorreo histérico de mal día (¿no ve aquí tortura el animalista?). Hoy se mete en casa un perro y se echa a padres o viejos a la residencia. En ciudades como León ya hay más perros que jóvenes. Y dice La Vanguardia que en Barcelona «Hay más perros que maridos» (en 2017 hubo 6.351 bodas y 11.231 perros nuevos; y ya suman allí 156.000... se dice pronto).