Diario de León

El baile del ahorcado

El senador

León

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No es de Bilbao, pero fue durante muchos años alcalde de Vitoria, con lo que no es de donde le da la gana por media hora de nada. Y, si no, da igual, que Álava siempre ha sido muy castellana, a quince minutos de la muga (frontera) de la —ahí va la ostia— castellanísima Miranda de Ebro, con lo que para qué tanto ruido, que Javier Maroto puede representarnos en el Senado igual que cualquiera, o sea, nada. Le han empadronado en Segovia, puede que en un pueblo de la España vacía, o no, que no lo han dicho por respetar su intimidad. Vale.

Se ha pasado de frenada —también parece de Bilbao— el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, que para defender el trágala de Madrid ha echado mano de su pasado sentimental con la baza de Unamuno, y me ha recordado a Adrián Lavan, el inventor de la plasmatoria en la obra homónima de Muñoz Seca, si bien comparar al pensador vasco con el político del PP es peor que traer de vuelta al Tenorio.

Pero el caso es que para el one, Javier Maroto es castellano como Unamuno, que es tanto como decir que yo soy leonesa como Ortega y Gasset, y cree que defenderá esta tierra en el Senado como lo hiciera el autor de Niebla en el Congreso de los Diputados. La pregunta es a qué tierra se refiere Mañueco cuando dice esta, porque la estructura administrativa a la que se refiere aún no existía. Estaba España, y la región, en el caso de Unamuno, la leonesa, que es precisamente la que él representó como diputado.

Las comparaciones las carga el diablo, aunque al principio nos parezca que pueden resultar útiles para salir indemnes del atolladero periodístico. Queda por saber si la presunta semajanza entre el vasco y el alavés —mutatis mutandis— sirve para algo más que para salvar a un compadre en el juego de las sillas al que nos ha condenado el fin del bipartidismo. De momento lo único que nos queda claro es que Javier Maroto podrá defender los derechos de Castilla y León en castellano y en vasco, esa lengua que, según Unamuno, había que enterrar.

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