Virgen del Madroño

Las Vírgenes españolas, y de lejos, se aparecieron casi siempre en todo tipo de árbol o arbusto antes que hacerlo en iglesias en las que tienen su trono y donde se supone que las invocan con mayor intesidad a fuer de rosarios y rosarios, novenas y octavas... y así tenemos Vírgenes del Olivar, del Pino, de la Encina, del Acebo, del Carbayo, del Brezo, del Avellano, de la Ailaga, del Haya, del Romeral, del Fresno, del Carrizal... hasta 134 Vírgenes tienen en España apellido vegetal... pero no hay ninguna Virgen del Madroño, vaya, con lo guapo que es este arbolito, aunque sí la hay del Madroñal en un pueblo de Guadalajara, Alocén, a la que le echo ruegos cuando veo el grupete de madroños que tienen apresados en unos cilindrones de hormigón junto al edificio de la Junta, a la vista de San Marcos, que también fue cárcel, porque con la pinta desmedrada que tienen esos madroñejos, ahí no se asoma una Virgen ni pa Dios.

Quien sepa lenguas de los árboles oirá su lamento que es clamor por un indulto que les libre de esa prisión y les plante en la hierba que ven tan cerca para hacerse frondosos, frutosos y golosos y, así, que alguna Virgen se apiade descolgándose por ahí y pueda entonces León tener la primera Virxen del Madroñu del mundu, rapaz, que esas cosas vuelven a llevarse, ¿no vienen cofradías, Trentos y griales?...

Esos madroños, ya avisando agonías alguno, se han ganado mejor fin que morir en un caldero. No creo que haya más por aquí siendo árbol cazurro y el Bierzo su sitio. Déjenles dar su espectáculo floral y borrachera de frutos.

Confiemos en que haya alguien compasivo que les libre del mal trato y permita la larga vida que aún tendrían en otro suelo, alguien que llegara al oficio por seguir la norma de aquel proverbio chino tan razonable: «Si quieres ser feliz una hora, emborráchate. Si quieres ser feliz un día, mata un cerdo. Si quieres ser feliz una semana, haz un viaje. Si quieres ser feliz un año, cásate. Pero si quieres ser feliz toda tu vida, hazte jardinero o cultiva un huerto».

Y el oidor de plantas dice que ayer dos madroñejos rezaban letanías: «Virgencita del Madroño, ora pro nobis».