Un ambiente sofocante y agitado por las largas colas de vacunación
El atasco general comenzaba desde primera hora, los más previsores ante el adelanto de un posible embotellamiento llegaban antes de tiempo y eran estos mismos los que lo provocaban. Acudían a deshora a pesar de tener una cita para vacunarse —algunos con hora y media de antelación—y no faltaban quienes pretendían colarse sin haber realizado la autocita. Todos saturaban las colas que ya estaban formadas antes del inicio de la vacunación a las 9.00 horas.
El personal del Palacio de Exposiciones separaba en dos filas a las primeras y segundas dosis. Cada cual agrupaba a cientos de personas, y es que ayer acudieron más de 4.000 personas a vacunarse entre los dos grupos. Un hito para la campaña de vacunación que hace poco superó la barrera del 70%. El descontento de la gente obviaba este dato junto con el trabajo de los enfermeros, Atención Primaria y Protección Civil.
El calor era insufrible a las once de la mañana, la gente esperaba en las colas aún indecisa «¿Es esta la cola para la segunda dosis?», decía una mujer. Las serpentinas de gente avanzaban a trompicones y según pasaban las horas el descontento y la tensión aumentaban. Algunos se quejaban por el calor, otros por los veraneantes que aprovechaban el desplazamiento para vacunarse, los más guerrilleros por los que brincaban de cola en cola.
«Hay que pedir responsabilidad a la organización», «tenemos que poner una reclamación conjunta», proclamaban sin saber a qué o a quién dirigir su frustración. La gran cantidad de gente y un ligero problema en el sistema informático ralentizaban el avance. Cada pocos metros. Un aplauso, y otro más se sumaba a corear los pasos. La gente que salía con el brazo dolorido había llegado a horas dispares, pero gran parte de las personas para la segunda dosis han tenido que esperar hasta cuatro horas. Dentro, a eso de las dos de la tarde, las enfermeras exhaustas daban paso a las personas. Protección Civil repartía agua en la puerta a los sedientos y, un adolescente lloraba cerca de su madre para vacunarse cuanto antes con un resultado poco complaciente para la familia. A las 15.30 horas ha terminado una de las jornadas más intensas de la campaña de vacunación en León, enfermeros exhaustos y ciudadanos aguerridos por la espera incierta. Lo cierto es que se superó una jornada que nos pone más cerca de la meta.