Diario de León

Primer día sin marcarilla

El temor impide a los leoneses mostrar de nuevo sus caras

La flexibilización del Gobierno con el uso del tapabocas no convenció a todos y por las calles seguían paseando las sonrisas ocultas por miedo o por un compromiso social para acabar de verdad con el virus

Vanessa Sierra, Inma Sánchez y Laura Gómez, apostaron por continuar usando la mascarilla por responsabilidad social. FERNANDO OTERO

Vanessa Sierra, Inma Sánchez y Laura Gómez, apostaron por continuar usando la mascarilla por responsabilidad social. FERNANDO OTERO

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

La mascarilla ha sido durante más de un año algo en lo que todo el mundo pensaba antes de salir a la calle. Ha llegado incluso a tener referentes de moda, pero desde ayer ha dejado de ser obligatoria en la vía pública, eso sí, siempre y cuando se puede garantizar el metro y media de distancia. A pesar de la medida aprobada por el Gobierno, no son muchos los leoneses que han dejado ver sus caras completas y muchos continúan llevando el tapabocas por miedo o precaución. De hecho, la mayoría de los que decidieron dejar en sus manos la mascarilla eran turistas.

Laura Gómez, Inma Sánchez y Vanessa Sierra salieron ayer de compras, pero cuando se lanzaron a Ordoño, sus caras siguieron cubiertas. «Ponerse la mascarilla es algo básico, no cuesta nada ponértela», adujeron tras considerar que la flexibilización del Gobierno ha llegado muy pronto. «Mis consecuencias son mías, pero aquí puedes hacer mucho daño a los demás», alegaron con conciencia social y pensando en el miedo a contagiar a sus abuelos cuando puedan regresar a sus casas, ya que las tres están actualmente en la Academia Básica del Aire.

Rubén y María, celebran el fin de la mascarilla . FERNANDO OTERO

En la misma línea opinaron Mario Daniel Vargas y Norvelis Lugo, que llevaban a su pequeña Victoria en brazos por el centro de la ciudad. «La mayoría de la gente no se la quita por temor. Se han puesto muchas vacunas, pero no todo el mundo está vacunado y la gente sigue teniendo mucho miedo. Se debería haber esperado un poco más», comentaron. Un poco antes que ellos, caminaban por Ordoño la pareja formada por Sara Guerra y Mario Álvarez. Ellos, antes de salir de casa, hablaron sobre qué hacer. «Como es el primer día no tenemos la seguridad total, supongo que será algo progresivo», dijeron, para concretar que ya se han «acostumbrado» a la mascarilla durante todo este tiempo. Elegante con sus tirantes «scotish», que compró cuando vivió en Escocia, el leonés afincado en Madrid Enrique de Castro también apostó por seguir llevando la cara protegida: «Es el primer día y veo que la mayoría de la gente la lleva. Yo tengo un poco de respeto, deberíamos haber esperado un poco...».

Inseguridad

«Se han puesto muchas vacunas, pero no a todo el mundo y la gente sigue teniendo mucho miedo»

La norma del Gobierno contempla que sólo se podrá ir sin tapabocas en la vía pública y siempre y cuando se pueda guardar la distancia de seguridad de 1,5 metros. No obstante, seguirá siendo obligatoria cuando se produzcan aglomeraciones y no se pueda mantener esa distancia mínima de 1,5 metros de distancia entre personas, salvo grupos de convivientes.

Cumpliendo estas medidas, mientras visitaban León, estaban ante el Palacio de Botines Isabel Rosique y Silvia Núñez, madrileña y murciana, respectivamente. «Teníamos muchas ganas, pero hay que tener cuidado», explican. «Aquí la gente es muy cauta, pero en otros sitios no. Habrá que esperar a ver qué pasa, porque en otros países ya han vuelto a imponer la obligatoriedad de la mascarilla», explica la madrileña, que además es médico: «Entiendo que ha habido mucho miedo y que la gente aún siga teniendo mucho respeto al virus».

Hartazgo

«Estoy cansado de llevarla. Aprovecho para respirar ahora tranquilo y sin agobios»

Para la leonesa Mónica Soto quitarse la mascarilla ha sido «una liberación». Le sorprende que la mayoría la siga llevando: «Entiendo que la gente tenga miedo, pero yo pienso que en la calle no hay problema. Yo trabajo con ella y ya tenía muchas ganas de quitármela». «Básicamente estoy cansado de llevarla. Estoy aprovechando para respirar tranquilo y sin agobios», explicaron los asturianos Rubén González y María Bueno que han aprovechado para venir a pasar el fin de semana a León. «En Asturias la gente tampoco se la ha quitado, aunque tenga espacio de sobra», comentaron, para considerar la flexibilización en el uso de la mascarilla ha sido «acertada» por el avance con las campañas de vacunación.

Respeto

«Entiendo que la gente tenga miedo, pero yo pienso que en la calle no hay ningún problema»

Mariano Valdueza e Isabel Iglesias son un matrimonio que, tras pasar el coronavirus y tener las dos dosis de la vacuna decidieron ayer liberarse un poco. «Tenemos bastante confianza porque nos han quedado bastantes anticuerpos, ¡algún privilegio teníamos que tener! Aunque entiendo que la gente tenga miedo», alegó ella.

La pareja de vascos Susana Arizabalega y Pedro Ángel García muestran la división social que ha generado la medida. Ella está «encantada» con no llevar la mascarilla, pero él continúa llevándola: «Con las de tela es más cómodo y ya nos hemos acostumbrado». Así, continuarán hoy por León, antes de volver a Bilbao, haciendo «turismo gastronómico y comercial, que hay que mover la economía».

A pesar de que en la calle ya se puede ir sin mascarilla, sigue siendo obligatorio su uso en los medios de transporte público, incluido en andenes y estaciones de viajeros y teleféricos, al igual que en los vehículos de hasta nueve plazas, incluido el conductor, si los ocupantes de los vehículos de turismo no conviven en el mismo domicilio. En el caso de los pasajeros de buques y embarcaciones, no será necesario el uso de las mismas cuando se encuentren dentro de su camarote, ni en espacios exteriores de la nave cuando se pueda mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros. La orden regula además el uso de la mascarillas en los eventos multitudinarios al aire libre, de modo que será obligatoria cuando los asistentes estén de pie o, si están sentados, cuando no se pueda mantener 1,5 metros de distancia entre personas.

tracking