Diario de León

Investigación

La vacuna no protege al 35% de los leoneses inmunodeprimidos

Las vacunas han demostrado su eficacia en la población general, pero el sistema inmune de algunas personas no responde a este tratamiento preventivo. Una investigación del servicio de Inmunología del Hospital de León lo cuantifica.

Parte del equipo del
servicio de Inmunología
del Hospital de León. DL

Parte del equipo del servicio de Inmunología del Hospital de León. DL

León

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2.212 personas recibirán una tercera dosis de vacuna contra el coronavirus en la provincia de León. Son los pacientes inmunodeprimidos por un fallo del sistema autoinmune por enfermedades, tratamientos médicos o medicación oncológica. La decisión del Ministerio de Sanidad llega después de que el servicio de Inmunología del Hospital de León, con José María García Ruiz de Morales al frente, advirtiera hace meses a los responsables sanitarios de la provincia de la necesidad de administrar un refuerzo de vacuna a los pacientes inmunodeprimidos de León, al detectar que una parte de estos enfermos ingresados y vacunados no habían desarrollado una respuesta completa. En una investigación realizada en León con 150 pacientes inmunodeprimidos por fármacos, al menos en el 35% no estaban protegidos contra el virus tras recibir la pauta completa. El estudio se hizo en colaboración con el servicio de Reumatología. «Hemos enviado parte de los resultados obtenidos en pacientes vacunados afectos de diferentes enfermedades reumatológicas mediadas e inmunosuprimidos por acción de diferentes fármacos inmunosupresores para publicación a la revista RMD Open, la publicación oficial de la Eular (European Alliance of Associations for Rheumatology). En ese estudio realizado en más de 150 pacientes, al menos un 35% no habían desarrollado una respuesta completa a la vacuna. Los resultados en pacientes con inmunodeficiencias primarias están siendo elaborados para enviar a su publicación en la prestigiosa revista británica de Inmunología clínica Clinical Experimental Immunology , pero no son muy diferentes a los citados anteriormente», explica García Ruiz de Morales. Los estudios que se están realizando en colaboración con el servicio de Hematología en pacientes con enfermedades hematológicas aún no han concluido, «seguimos reclutando pacientes para el estudio».

Inmunología del Hospital de León investiga la respuesta inmune inducida por la infección causada por el virus desde el inicio de la pandemia y, posteriormente, las respuestas a las vacunas en pacientes tratados en consultas de reumatología, hematología, nefrología, medicina interna y pediatría. «En el curso de esos estudios pudimos indentificar a los pacientes que no habían generado una respuesta ‘protectora’. Exclusivamente en esos casos solicitamos hace meses una tercera dosis, pero nos contestaron que no estaban aprobadas por las autoridades sanitarias. Una vez más se demuestra que los hechos y la ciencia van muy por delante de las decisiones».

Un paciente inmunodeprimido es el que tiene alterada la respuesta inmune y presenta un mayor riesgo a padecer infecciones o a que sean más severas que en otro enfermo. «Ese estado de inmunodeficiencia puede estar originado por una enfermedad que primariamente afecte al sistema inmune (inmunodeficiencias primarias, de las que hay descritas más de 300) o bien ser secundaria a otras causas, por ejemplo a infecciones (sida) o a tratamientos inmunosupresores aplicados en diferentes enfermedades como la artritis reumatoide o la esclerosis múltiple, o a los receptores de trasplantes o a neoplasias hematológicas».

Decisión con retraso
«Hace meses solicitamos la tercera dosis. La ciencia va muy por delante de las decisiones»

La población inmunodeprimida es heterogénea «en la que es difícil hacer generalizaciones». García Ruiz de Morales concluye que «las autoridades sanitarias han incluido de forma global, a mi juicio acertadamente, a todos los pacientes que a menudo presentan un estado de inmunodeficiencia como grupo de riesgo para covid-19. Lo que hemos observado durante la pandemia es que, aunque estos grupos de pacientes potencialmente inmunodeficientes no se infectan con SARS-Cov2 con mayor frecuencia que la población general, cuando se infectan cursan de forma mas severa, más del 50% de los casos en nuestra experiencia requieren ingreso hospitalario, demandan altos flujos de oxígeno y ventilación asistida y su mortalidad es mucho mas elevada. Pero, insisto, cada paciente del grupo debe de ser evaluado de forma individualizada, pues en su pronóstico en caso de infección influyen de forma determinante otros factores y comorbilidades».

¿Por qué la vacuna no funciona en estos pacientes?. El inmunólogo explica que si los pacientes no son capaces de generar una respuesta apropiada frente a las infecciones porque su sistema inmune no funciona al 100%, la capacidad para elaborar una respuesta inmune protectora tras la administración de la vacuna —la de la covid-19, pero también frente a cualquier otra— esté disminuida. «Y esta es la realidad que hemos podido constatar en ciertos grupos de pacientes inmunodeprimidos vacunados frente a la covid-19. Aunque en la población inmunocompetente, estas vacunas aprobadas ya han demostrado tener una eficacia extraordinaria para prevenir una enfermedad severa, nunca antes alcanzada con ninguna otra vacuna en uso, su eficacia está reducida en algunos, pero no todos, los pacientes pertenecientes al grupo de inmunodeprimidos», destaca José María García Ruiz de Morales.

Fármacos inmunosupresores

Una de las causas más frecuentes de inmunosupresión secundario ocurre en pacientes que tienen enfermedades en las que el sistema inmune está «disregulado» y produce una respuesta exagerada en intensidad o en duración que es necesario detener con fármacos inmunosupresores para que no dañe los tejidos. «Es el caso de las enfermedades autoinmunes como el Lupus Eritematoso sistémico, la Uveitis o algunas enfermedades inflamatorias crónicas como la enfermedad de Crohn o formas severas de psoriasis. Otra causa común es el trasplante de órganos. En ellos es necesario utilizar, a menudo de forma permanente, fármacos inmunosupresores que disminuyen la actividad de sistema inmune para prevenir el rechazo del órgano trasplantado». Son fármacos como el Rituximab «que bloquea la acción de los linfocitos B productores de anticuerpos, o el Tacrolimus que fren ala función de los linfocitos T. «Pero hay otros muchos fármacos de uso frecuente en la práctica habitual cuya acción inmunosupresara depende de la dosis administrada y del tiempo duratne el que han sido utilizados. Por eso es necesario individualizar el riesgo de inmunosupresión de cada paciente».

Estudio
«Habría que hacer un estudio individual a los inmunodeprimidos para ver la respuesta a la vacuna»

Ante esta evidencia científica «ahora sabemos que la respuesta inmune a las vacunas de esta población es muy variable entre pacientes por las razones mencionadas, lo idóneo sería, en mi opinión, poder realizar de forma individualizada un estudio de las respuesta inmune humoral (anticuerpos) y celular generada por las dos dosis de vacuna a todos aquellos individuos pertenecientes a los grupos de inmunodeprimidos. Pero, en la práctica, es difícilmente realizable porque requiere recursos, son estudios laboriosos y costosos».

 

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