«¿Cómo es posible que nadie haya reclamado lo que nos pertenece?»

Rafael Fernández Tomás asegura que su actual residencia en España no tiene otro objetivo que «rescatar la historia de tantos asturianos y leoneses que lucharon por defender la legalidad constitucional de la época». Fernández, que fue quien trajo los restos de su abuelo al cementerio del Pando, en Langreo, se sorprende de que «no haya una placa, un monumento, el nombre de una calle, dedicados al Consejo de Asturias y León», así como que nadie haya mostrado, hasta la fecha, interés por reclamar los documentos del Consejo que se hallan repartidos en diversos lugares de España.

Pero, ¿dónde exactamente? «Lo concerniente a la vida civil está en el Archivo de Salamanca, y los asuntos militares, tremendamente delicados, en total unos 60.000 folios, permanecieron en Asturias hasta el año 1998, cuando el entonces gobierno del PP los sacó en la madrugada de un sábado rumbo al Ferrol». Pero otra parte «está en Cataluña, pues recordemos que los dirigentes del Consejo, al caer el frente, se embarcaron en un pesquero con destino a la costa oeste de Francia, y de ahí viajaron a Barcelona para seguir luchando por la República».

Porque el consejo tuvo —recalca— dos tareas: «Primero la de gobernar. Emitió 52 decretos, nacionalizó los ferrocarriles, regularizó la industria y la pesca, creó su propio papel moneda (los populares belarminos ) y su sistema postal, pero, además, tuvo que ingeniárselas para defender el territorio, y aquello fue una gesta épica hoy muy olvidada», con episodios como el del 7 septiembre «protagonizado en la sierra de Cuera por el anarquista Higinio Carrocera, quien con 1.400 hombres en madreñas hizo frente, durante 16 días, a 22.000 soldados franquistas con apoyo de la alemana Legión Cóndor. Los bombardearon con napalm y hay expertos que hasta comparan la batalla con la de las Termópilas», cuenta. Fernández Tomás desea «que las nuevas generaciones tengan la posibilidad de analizar, por sí mismos y de primera mano, la historia», y exclama: «No podemos permitir que, por desidia, esta historia nuestra esté fuera de Asturias y de León».