Diario de León

PATRIMONIO

Un anticuario británico da un millón de libras a quien pruebe que el Grial existe

Will Thomas pone en juego una fabulosa recompensa para quien demuestre que la reliquia más buscada de la Cristiandad fue real Margarita Torres quiere invitar a este ‘mecenas’ a visitar en San Isidoro el cáliz de Doña Urraca

El cáliz de Doña Urraca, al que un pergamino vincula con la copa de la Última Cena. RAMIRO

El cáliz de Doña Urraca, al que un pergamino vincula con la copa de la Última Cena. RAMIRO

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verónica viñas | león

Quien encuentre pruebas de la existencia del Grial recibirá un millón de libras esterlinas (1.180.000 euros). Un anticuario británico se ha propuesto desvelar uno de los mayores enigmas de la Historia. Para estimular la búsqueda de la reliquia más preciada de la cristiandad se ofrece una espectacular recompensa.

Decenas de copas de todo el mundo, incluido el cáliz de Doña Urraca, conservado en una vitrina a prueba de balas en la colegiata de San Isidoro, se han postulado como el Grial. Ahora, los ‘cruzados’ del siglo XXI tienen un incentivo económico para acreditar si la leyenda es cierta. Quien aporte pistas sólidas —que serán verificadas por un experto independiente— de que el Grial existe o existió se embolsará el premio que anuncia en su blog loveantiques.com y del que se ha hecho eco el rotativo inglés Daily Star.

La historiadora leonesa y concejala de Cultura Margarita Torres, quien junto al historiador del Arte José Miguel Ortega publicó el libro Los reyes del Grial, que desvelaba que el cáliz de la Última Cena lleva mil años en San Isidoro, está dispuesta a invitar a León al citado anticuario para que vea de cerca el cáliz que viajó de Jerusalén a esta ciudad en el año 1054 como ofrenda a Fernando I, el rey más poderoso entonces de la cristiandad. «Nosotros somos académicos y el cáliz de doña Urraca está sobradamente probado científicamente que es el mismo que las primeras comunidades cristianas de Jerusalén, desde el año 400, veneraban en el Santo Sepulcro como la Copa del Mesías», afirma Torres.

Habrá que ver ahora si el mecenas británico acepta el reto. Sería, sin duda, el espaldarazo que necesita el ‘Grial leonés», en detrimento del cáliz de Valencia, que ha creado recientemente una ruta de peregrinación para captar al numeroso turismo religioso.

«Estamos buscando algo que pudiera darnos alguna indicación de que el grial existió», declaro al Daily Star Will Thomas, en representación de la casa de subastas on line loveantiques. com.

Para muchos historiadores se trata únicamente de una leyenda medieval. Torres y Ortega basan gran parte de su tesis en la aparición de dos pergaminos del siglo XIV encontrados en la Biblioteca de El Cairo por el arabista Gustavo Turienzo que demuestran cuál fue el verdadero viaje del Santo Grial, saqueado de Jerusalén por el califa fatimí, quien se lo regala al emir de Denia en gratitud por haberle enviado víveres durante una hambruna que azotó Egipto. El emir de Denia se lo entrega en el año 1054 al monarca leonés Fernando I para sellar la paz entre ambos reinos. La copa tiene una muesca —que también se describe en los pergaminos del Cairo—. La esquirla fue arrancada del cáliz con una gumía de doble filo por Bani-I-Aswad, el jefe de la expedición que trajo a León la copa de la Última Cena, a petición del sultán Saladino, quien quería sanar a su hija enferma con un pedazo de la reliquia más importante de la cristiandad. Los pergaminos dicen textualmente: «Aunque el barco rebosaba de los más preciados regalos, hasta las bordas, todo ello no eran sino meras bagatelas, ¿qué son los dones de la tierra frente al insondable misterio de la eternidad?».

Hasta el descubrimiento del ‘Grial leonés’, dos han sido los más venerados: un plato verde de cristal egipcio, el denominado Sacro Catino, reconocido como la Copa de Cristo por el beato y obispo de Génova Santiago de la Vorágine en el año 1290; y el cáliz de Valencia, descrito en el año 1134 por el canónigo Ramírez como el vaso en el que Jesucristo consagró su sangre. A ellos se unió hace tres años el cáliz de Doña Urraca.

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