Diario de León

El arte de dar ejemplo y apoyar el patrimonio

Promonumenta retoma sus actividades con una hacendera en el Monasterio de Sandoval, referente de la asociación

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Es ponerse manos a la obra que en este caso lo son al arte. Es también predicar con el ejemplo, llevando los proyectos al terreno de juego. Y Promonumenta, que estos meses vería parado el tiempo como en esos monumentos que protege, a las primeras de cambio ha dejado la comprensible desesperación del no poder hacer nada y se ha puesto en acción en el Monastreio de Sandoval, un poco un kilómetro cero en sus aspiraciones de años. Y así, la primera hacendera tuvo lugar ayer en en este emblemático punto de la provincia, para que los visitantes se encuentren el entorno en las mejores condiciones posibles.

El monasterio de Santa Maria de Sandoval, en el municipio de Mansilla Mayor y a tiro de piedra de Mansilla de las Mulas, ya tiene oficina de turismo y guía por unos meses, «todo un logro que ha gestionado el ayuntamiento. Por esta razón y porque este monumento ha sido el de referencia y buque insignia de Promonumenta, que así lo eligió por el estado de ruina y abandono en que se hallaba, la Asociación de Amigos del Patrimonio Cultural de León, tras la parada impuesta desde mediados de marzo, ha querido reiniciar en él sus conocidas hacenderas de limpieza, desbroce y adecuación de monumentos», explican. En esta ocasión, como en años anteriores, el objetivo era ponerlo a punto para las cada vez más frecuentes visitas de turistas y peregrinos jacobeos.

El equipo interviniente estuvo compuesto por treinta personas: 16 de Promonumenta, con su presidente Marcelino Fernández al frente, y 14 de los pueblos vecinos (Villaverde de Sandoval y Mansilla Mayor), encabezados por el concejal y diputado provincial de Cultura Pablo López Presa. El Ayuntamiento también incorporó un tractor con útiles de carga para maleza, lo cual significó un gran alivio para los trabajadores que arrimaron el hombro en un día de calor.

La limpieza, escobones en mano, de la gran sala de exposiciones y de todas las estancias interiores del monasterio, fueron el primer objetivo, seguido del desbroce de la maleza del claustro exterior y de sus pasillos perimetrales, muy crecida desde el invierno pasado.

La intervención concluyó con una visita a la iglesia, magnífico ejemplar del románico cisterciense del siglo XII, y a la enorme panera del monasterio, del siglo XVIII, cuyas obras de restauración están a punto de concluir -servirá como centro de visitantes- y han sido sufragadas por la Diputación de León, la Dirección General de Patrimonio de la Junta y el Ayuntamiento, con aportaciones de 185.000, 165.000 y 40.000 euros, respectivamente.

Y hay después de este esfuerzo, como de otras acciones que realiza Promonumenta, el brillo, no apreciable a la vista pero sí al sentimiento, del esfuerzo, cuando esa piedra filosofal que son los monumentos de la provincia transmiten siglos de existencia y la prueba de haber sido testigos de la historia de León. Algo que Promonumenta, como ocurrió ayer, abarca desde todas las fases del proceso. Porque la postal queda bonita, pero si fue uno quién contribuyó a su belleza, la satisfacción será mayor.

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