Diario de León

Artistas internacionales se inspiran en Altamira

El museo arqueológico crea un proyecto artístico para generar un encuentro entre el arte del pasado y el actual

La comisaria del proyecto, Andrea Juan, posa junto a una de las obras que ya pueden verse en el Museo de Altamira. PEDRO PUENTE HOYOS

La comisaria del proyecto, Andrea Juan, posa junto a una de las obras que ya pueden verse en el Museo de Altamira. PEDRO PUENTE HOYOS

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La cueva de Altamira lleva inspirando al ser humano casi 40.000 años, desde el primer arte de la humanidad legado por los grupos de cazadores recolectores prehistóricos en la sala de los polícromos hasta tres artistas internacionales que han escogido su entorno para crear sus obras ante los visitantes del museo. Aquel primer arte de Altamira quedó en el olvido durante miles de años, pero con su descubrimiento muchos artistas de diferentes disciplinas han encontrado en los bisontes polícromos un referente para sus obras, por eso el Museo de Altamira explora desde hace años el vínculo entre estas creaciones artísticas, pasadas y presentes.

De esa idea nació Artistas en el País de Altamira , un proyecto que este verano se materializa con una residencia de artistas dirigida por Andrea Juan y Gabriel Penedo en el marco de SM Pro Art Circle, con sede en Cantabria, que tiene como protagonistas a la italiana Gigliola Zecchin, a la argentina Graciela Cassel y al británico Marty St.James.

Son tres creadores internacionales que se inspiran en el patrimonio custodiado por el Museo para realizar sus obras en el entorno natural de la cueva de Altamira, y lo hacen hasta el 15 de julio frente a los visitantes que pueden contemplar el proceso de creación, interactuar con las obras y dialogar con los artistas.

Gigliola Zecchin, escritora y periodista cultural nacida en Italia, está creando estos días un conjunto de microrelatos inspirados e ilustrados con el arte de Altamira, de manera que ‘traduce’ el arte rupestre prehistórico, considerado el primer documento de la historia del arte, a palabras, historias y relatos a través de la fantasía. En unas declaraciones a Efe, la artista explica que «reinterpreta» el techo de los bisontes polícromos en función de las sugerencias del público, como el de un niño que le propuso ver esas grandes figuras pintadas sobre piedra como un grupo de animales reunidos para decir qué hacer ante los hombres que comían a los animales.

Asegura que la experiencia de crear en Altamira es «fantástica» porque permite sentir cómo era el vínculo de aquellos hombres que poblaron la zona hace 40.000 años con el mundo que los rodeaba y con la naturaleza mediante el aprovechamiento de los recursos en base a la necesidad y el respeto por el entorno.

A su vez, Graciela Cassel, artista nacida en Argentina y residente en Nueva York, crea con ayuda del público Oráculo: Cien Promesas , donde regala ofrendas del bosque a los visitantes a cambio de palabras, promesas o deseos que registra en una grabación sonora.

Más tarde, las voces de los visitantes se proyectan en una instalación, creando un efecto mágico que simula un oráculo.

Según explica, «crear pisando el mismo suelo que pisaron los pintores de Altamira es una experiencia emocionante», y por eso en su obra invita a los visitantes a compartir «su más profundo deseo» con el resto de personas, dejando constancia del «momento espiritual» que se vive «en el lugar donde nació el arte».

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