Diario de León

PATRIMONIO

El ‘baile’ de los retablos de León

Los retablos de las principales iglesias de León capital han tenido una agitada vida.

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León

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En León ha habido un auténtico ‘baile’ de retablos. Una peregrinación, en algunos casos, premeditada. La Catedral, San Isidoro, San Marcos, San Marcelo o Santa Marina la Real no lucen los originales. Fueron suplantados, tras sufrir accidentes o, simplemente, por capricho.

En el año 1740 los canónigos de la Catedral desmontan el magnífico retablo realizado en 1434 por el gran artista Nicolás Francés e instalan en su lugar un «pegote churrigueresco», de Narciso Tomé, dejándose llevar por la moda de la época. El retablo gótico fue desmantelado y las tablas que lo integraban se dispersaron. En 2005 un anticuario catalán sacó una a la venta.

Cuando el arquitecto Matías Laviña recibió el encargo del Gobierno de salvar la Catedral de León decidió también recuperar lo que quedaba de la obra de Nicolás Francés. Tras quitar el retablo que hiciera el autor del ‘transparente’ de la catedral de Toledo, Juan Crisóstomo Torbado recompuso con las cinco tablas grandes que se conservaban y otras del Maestro de Palanquinos y de la iglesia del Mercado el actual y mermado retablo que hoy puede contemplarse en el altar mayor. Ángela Franco, experta en arte medieval y durante años conservadora en el Museo Arqueológico Nacional, realizó la ‘reconstrucción virtual’ del retablo para el libro La Catedral de León, que fue distribuido por Diario de León. El retablo churrigueresco de Tomé está ahora en la iglesia de los Capuchinos, que tuvo que desprenderse del suyo, enviado, a su vez, en 1835 a Boñar.

El caso de San Isidoro es otra historia. El 12 de septiembre de 1811, cuando las tropas napoleónicas habían causados ya estragos en la colegiata, se produjo un incendio, que devoró el retablo, así como los vidrios de colores de las ventanas, que, al parecer, eran magníficos. Los restos del incendio eran visibles hasta el 2008, cuando se llevó a cabo la limpieza de muros y paramentos en la iglesia románica. El Cabildo, para reemplazar el retablo quemado, encontró la solución en el pequeño pueblo de Pozuelo de Campos, actual Pozuelo de la Orden, cuya iglesia formaba parte de las posesiones de San Isidoro. Torbado el encargado de restaurar este espléndido retablo gótico, contando con el apoyo de Julio del Campo y Nicolás de la Puente.

La iglesia de San Marcos tampoco luce su retablo original, sino uno del siglo XVIII. Del primitivo no se sabe cuál fue su destino; únicamente, que fue llevado a Extremadura, cuando el convento fue trasladado allí.

Un retablo que se hizo añicos

En 1971 la iglesia de Santa Marina la Real se desplomó en parte. El ábside, al derrumbarse, dejó el enorme retablo barroco muy destruido. Había sufrido una gran remodelación en el siglo XVIII, que lo convirtió en uno nuevo, ya que los artistas Ángel Álvarez, Luis Álvarez y Francisco Quijano en 1720 se propusieron hacer una obra del gusto del momento, de estilo neoclásico moderno. El actual, proviene de la desaparecida iglesia de las Descalzas, es de estilo contrarreformista de finales del siglo XVII, pero en él hay tallas —como la Virgen del Rosario, de Juan de Juni— y otros motivos de los dos retablos anteriores. Antes de su colocación, fue enviado a Madrid para su restauración, a la vez que se le añadía una paradela y un remate.

El retablo que luce la iglesia de San Marcelo está fechado en el año 1722. Hubo uno anterior, del siglo XIV, que fue vendido y colocado en la capilla del Cristo de la Victoria (en la calle Ancha). A finales del siglo XIX, se traslada al Museo de San Marcos y, más tarde, a la actual sede del Museo de León, en el edificio Pallarés. El actual retablo de la parroquia, con San Marcelo ataviado con armadura, ofrece una panorámica impresionante de escultura con la representación de doce santos. La espada de San Marcelo está actualmente en el Museo Arqueológico Nacional.

En la iglesia de San Pedro de los Huertos, a escasos metros de la Catedral, ya había cuatro retablos en el siglo XVIII: el mayor y los colaterales de San Cayetano, del Carmen y de la Natividad. La talla titular del retablo del Carmen está ahora en la parroquia de Nuestra Señora de Regla y del retablo de San Cayetano solo se conserva la talla del santo napolitano.

El retablo de la iglesia de San Martín, llamado del Nacimiento de Nuestro Redentor, es del año 1720. Un retablo muy recompuesto, con algunos sustituciones, como la escena central, con la Virgen de la Gracia, procedente de algún convento carmelitano, que llegó a esta parroquia situada en el corazón del Barrio Húmedo tras el fenómeno de la exclaustración de 1835. Como curiosidad, el remate del retablo lo compone un gran medallón que representa la escena de la entrega del Niño Jesús por la Virgen a San Antonio de Pdua. Las imágenes de San Antonio y de San Francisco son un guiño a los donantes del retablo, Antonio García Paso y Francisca Torres.

El espectacular retablo de la iglesia de Paradilla de la Sobarriba procede de la desaparecida iglesia de San Lorenzo de León —la de ahora es moderna—. Fue enviado a esta localidad en 1981 por decisión del Obispado y restaurado en 2016. Esta pequeña joya barroca fue concebida para albergar cuatro tablas del martirio de San Lorenzo, que se preservan en el Museo de la Catedral de León.

La leyenda cuenta que el retablo que hoy adorna la iglesia de Santa Nonia perteneció a la Catedral y que sus filigranas fueron talladas por un artista anónimo en el siglo XVI. Si los retablos peregrinaron de unas iglesias a otras, más vicisitudes y traslados aún han sufrido las tallas y santos que se alojan en ellos.

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