Diario de León

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Una Barraca cultural que vele por el XXI

ANA MERINO EN EL FESTIVAL EÑE dejó una semilla de saber para afrontar la incertidumbre. La escritora, tan vinculada a León, apostó por el conocimiento. Pero a modo de autoexigencia del papel de los intelectuales para con la sociedad.

La autora de origen leonés participó en el Festival Cultural Eñe en una conversación con Luis García Montero sobre Lorca en el contexto de utopía y distopía. ÁNGEL MEDINA

La autora de origen leonés participó en el Festival Cultural Eñe en una conversación con Luis García Montero sobre Lorca en el contexto de utopía y distopía. ÁNGEL MEDINA

León

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El Festival que lleva en su título toda una declaración de intenciones (se llama Eñe), se acabó ayer, pero dejó la impronta de una intención clara: promover y velar por la cultura del país como un viaje de ida y vuelta, en el que el intelectual-autor propone y ofrece su obra con el fin de que ese conocimiento llegue al lector, consumidor de cultura, como materia de uso. Sucede en Madrid este evento pero como ya venía de serie con vocación global a través de La Fábrica, las exigencias del guion actual no han hecho sino reforzar ese espíritu de máxima difusión y expansión. Ana Merino, autora vinculada a León por tantas razones, participó y dejó una pista a seguir que sirve para definir la cultura como compromiso útil y vital. Y quedó demostrado incluso de manera subliminal, porque en su conversación con el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, la distopía y utopía como lema fueron tema acerca de la obra y vida de Federico García Lorca. Y hay vigencias. Y todo, camino de un siglo después, tenía la extrapolación como posibilidad. Por cierto, ganó utopía. Y también coincidió una sensación de que la utopía no es sinónimo de euforia sin control, sino que puede hasta nacer en los momentos en los que el sistema falla, no como huída sino como solución.

Referencia definitiva
La premio Nadal 2020 indagó en ‘Poeta en Nueva York’ y la figura social de García Lorca

Tal vez por ello, Ana Merino, premio Nadal de este año por El mapa de los afectos , encontró en toda esa inmensa travesía de Lorca, además del pensamiento de lo que pudo haber sido, la referencia para lo actual: «La Barraca es el compromiso. Es esa idea de ayudar a los demás. Vamos a llevar el conocimiento compartiéndolo», dijo. Además de añadir que «en EE UU hacía tallerrismo, alfabetización de Creativa con niños de la comunidad latina. Iba a pueblos a llevar todo eso. Y ahí siempre veo ese modelo de La Barraca», explicaba en referencia a la conexión con el poeta y en cómo, salvando los tiempos, hace falta esa actitud de llevar la cultura a los demás. «Creo que en todos los escritores ese modelo es importante. El escritor no se puede quedar en su casa o en su espacio. Tiene que dialogar con la gente. Llevar su pasión por la escritura, por la literatura, por la lectura a los personas. Porque es compartir ese don de tener esas oportunidades que los demás deben tener. Tiene que haber buenas bibliotecas y que todo el mundo pueda sacar ese don», relató. Y resulta que, así, sí se detecta un camino por el que seguir en estos tiempos de incertidumbre en los que a veces todo se resume en el posibilismo que hay que tener en cuenta pero que no debe acaparar el fin. De esta forma, entre una conversación, se decidió que el futuro tiene que ser utópico aunque parta de la dificultad. Que cuando llegue la Luna llena iré a Santiago . Ese es el imperativo de Lorca. Ir.

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