Diario de León

Arte

Botines se convierte en un lugar de culto

El Museo Gaudí abre sus puertas a Vírgenes Paganas, un colectivo de artistas leoneses que presenta una impactante exposición de retratos inspirados en la iconografía religiosa. Los modelos son conocidos personajes de la cultura. La muestra, titulada ‘Pavana de estampas’, tiene su propia banda sonora.

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No buscan la provocación, pero no la rehúyen. No hay crucifijos invertidos ni morbo fácil. Pavana de estampas actualiza la iconografía religiosa gótica y barroca a través de quince retratos con dieciséis personajes a tamaño natural. Una suerte de santos del siglo XXI. Unas imágenes absolutamente inquietantes.

Botines será la segunda parada de esta exposición que inició su periplo en el antiguo pabellón de compresores del Pozo Julia este verano. Una muestra en plena gestación, que abre sus puertas el 6 de noviembre en el Museo Gaudí, y que irá creciendo en cada escala; la próxima será el monasterio de Sandoval y, posteriormente, Madrid.

Los artistas Carlos Luxor y Fran de Gonari, viejos amigos que adoptan el nombre de  Pulchras Leoninas cuando trabajan juntos, tuvieron la idea, mientras exponían el año pasado en el Centro de Arte Leonés (CLA) Memorabilias y anhelos, de ampliar el ‘equipo’ a dos fotógrafos que, a su vez, también han formado pareja artística en más de una ocasión, Carmen Coque y Marc GreenBase. «Había un hilo conductor y un lenguaje plástico que se podía enriquecer trabajando los cuatro», explica De Gonari.

Santos del siglo XXI

La exposición alberga una capilla dedicada a la Patrona de las Ilusiones Inconfinables

El cuarteto, bajo la denominación de Vírgenes Paganas, ha alumbrado este primer proyecto, Pavana de estampas, que se adueñará de parte de la segunda planta de Botines, «un espacio que nos gusta muchísimo». Grandes admiradores de Gaudí, el arquitecto que está en proceso de beatificación desde el año 2000, revisan el arte religioso a través de una colección de retratos inspirados en los santos de las hornacinas de la Catedral, los monjes cartujos de Zurbarán y la estética del cine expresionista alemán.

Los modelos son ellos mismos y conocidos personajes de la vida cultural. Cada uno de los miembros de Vírgenes Paganas ha hecho una parte, «ha sido casi un trabajo asambleario, pero todo bajo el gusto y la conformidad de todos», asegura De Gonari. El resultado es una galería de santos y vírgenes, despojados de los terciopelos y oropeles de la iconografía barroca, hasta el punto de que los ropajes simulan mortajas. La sobriedad de los atuendos, en una fotos de tenue color y fondo negro, se enriquecen con algunos ‘accesorios, como’ flores, rosarios de plata antigua, crucifijos, espadas de noble acero, obras de arte, objetos personales de tiernos e íntimos significados...

«Todos nuestros ‘santos’ están inmersos en sus pensamientos y emociones y agotados por la áspera realidad. Pero han sido inmortalizados en un instante onírico, sereno, de paz. Y tal vez impregnados de melancolía. Cada uno está en su Nirvana, o en el Limbo. Están casi dormidos. Resultarán inquietantes al espectador».

Podría pensarse en algún caso que están muertos. «La muerte, cuando la asimilas, es algo natural que da más sentido a la vida», afirma Fran de Gonari. Además de los retratos, transformarán escenográficamente una estancia de Botines en una singular capilla en la que mostrarán su segunda virgen pagana —la primera la exhibieron en el Pozo Julia—. Se trata de la Capilla de Santx Jorjx de Botines, Patrona de las Ilusiones Inconfinables.

La idea es crear una virgen diferente en cada lugar donde recale la exposición. En Botines será una virgen inspirada en el San Jorge de la fachada del edificio.

Con banda sonora

El cantante y violagambista Ángel Iznaola ha creado una banda sonora para la exposición, que podrá escucharse grabada mientras se contemplan los retratos; y en directo, el día de la clausura, el 20 de diciembre.

La exposición toma prestado el nombre de la Pavana de una danza española, grave y de movimientos pausados, que tuvo sus orígenes en Padua. Era un baile cortesano del siglo XVl y casi siempre estaba impregnado de un tono melancólico.

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