Diario de León

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Botines se convierte en el mayor museo de Gaudí

Reabre la segunda planta del edificio con una recreación de las viviendas del XIX y un espacio tecnológico que permite sobrevolar todos los edificios del genio catalán.

Salón que recrea una de las viviendas que albergó inicialmente el edificio de Botines. Los sillones y otras piezas son los originales. RAMIRO

Salón que recrea una de las viviendas que albergó inicialmente el edificio de Botines. Los sillones y otras piezas son los originales. RAMIRO

León

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Botines vuelve al siglo XIX. Ha rescatado la cocina de carbón, el mobiliario original y la consulta de un dentista. El edificio estrena una nueva planta y se convierte en el mayor museo dedicado a Gaudí del mundo, con 1.700 metros cuadrados de exposición. Como contraste, en la nueva planta habilitada al público, de unos 500 metros, es posible adentrarse en el legado del genio catalán a través de un montaje interactivo que permite sobrevolar todos los edificios de Gaudí, desde el Parque Güell a la Sagrada Familia, además de Botines y el Palacio Episcopal de Astorga. En sólo un año, la Fundación España-Duero ha ido transformado el edificio piso a piso en museo. La segunda planta de Botines se divide en dos zonas muy diferenciadas; la primera, denominada Vivir en la época de Gaudí, recrea las viviendas que el edificio albergaba en sus orígenes, con la distribución que conocieron sus primeros inquilinos, y que incluye dos dormitorios de adultos, un dormitorio infantil, un baño, una cocina, un salón, la consulta de un dentista y el propio estudio de arquitectura del genio de modernismo. La segunda zona, titulada El arquitecto de los sueños, es un montaje tecnológico interactivo sobre la figura y la obra del autor de la Sagrada Familia, con juegos, proyecciones y dispositivos «muy novedosos» en el ámbito museístico.

Las últimas tecnologías conviven en la segunda planta de Botines con la recreación de una de las viviendas que el edificio albergaba hasta hace unas décadas. Parte del mobiliario es el original. RAMIRO

En abril de 2017 se abrió el torreón y una exposición de los mejores fondos artísticos heredados de las cajas, con obras De Goya, Dalí, Madrazo y Sorolla, entre otras. A los pocos meses la planta noble dejaba de ser un inútil vestíbulo para recrear la tienda de tejidos de Fernández-Andrés que motivó la construcción del edificio en 1892, así como la primera oficina del Monte de Piedad y Caja de Ahorros, cuando el almacén se convierte en banco en 1931. Solo resta ocupar el sotabanco, lugar de reunión del antiguo consejo de administración de Caja España, donde está previsto mostrar el ‘tesoro’ de la fundación: el archivo de los Condes de Luna, de un valor excepcional.

«Quiero un museo de seis plantas y con esta que inauguramos pasamos a ser, según la Fundación Amigos de Gaudí, la zona expositiva museística más grande dedicada al arquitecto catalán. Es un orgullo que en tan poco tiempo hayamos sido capaces de llegar hasta aquí», afirmó ayer el presidente de la Fundación España-Duero, José Ángel Hermida.

Mobiliario de época

El Museo de Botines tiene doble mérito. La recuperación de la segunda planta se ha hecho gracias al talento de la exigua plantilla del museo, que ha rastreado almacenes y sótanos de Caja España hasta encontrar el mobiliario original del edificio. El 25% de los muebles que recrean las viviendas del siglo XIX son auténticos; el resto ha sido localizado en anticuarios —copiando fielmente las fotografías de la época— y cedido por la Fundación Cepa, que ha prestado tres dormitorios y una gran mesa que simula el escritorio de Gaudí. Estos muebles proceden de la Casona de los Pérez, cuyo propietario fue un próspero ebanista, transformada hace años en sede de la Fundación Carriegos y que sus actuales propietarios, Cesáreo y Pablo (Cepa) Díez, quieren convertir en el futuro en el Museo de la Emigración Leonesa.

Y tiene mérito también Botines porque es un museo divertido, no sólo porque una vez a la semana Teatro Diadres realiza una visita guiada teatralizada, sino porque buena parte de la segunda planta está pensada para que el público conozca el legado del arquitecto catalán de una forma interactiva, con pantallas que se accionan con el movimiento y, por ejemplo, visten al espectador con un traje de baño del siglo XIX; o un puzle virtual con el típico trencadís —los mosaicos fragmentados con los que Gaudí decoraba a partir de materiales reciclados—.

El Museo Botines ya forma parte de la Ruta Europea del Modernismo (Art Nouveau European Route), la organización internacional más importante en el ámbito de este movimiento arquitectónico y artístico, integrada por ciudades e instituciones de todo el mundo. La ‘hiperactividad’ de la Fundación España-Duero responde a la necesidad de autofinanciar un edificio tan costoso como Botines. El ‘castillo medieval’ que el arquitecto español más internacional erigió en León cuesta al año 350.000 euros.

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