Diario de León

En busca del foso perdido de la muralla

El adarve será paseable en la Era del Moro Restaurarán el Molino Sidrón y el yacimiento de Santa Marina El Estado aportará 1,1 millones y el coste es de 2,5.

La muralla ‘invisible’ en la Era del Moro saldrá a la luz con la apertura de una calle peatonal, un tramo cuyo adarve será también paseable. JESÚS F. SALVADORES

La muralla ‘invisible’ en la Era del Moro saldrá a la luz con la apertura de una calle peatonal, un tramo cuyo adarve será también paseable. JESÚS F. SALVADORES

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verónica viñas | león

Jamás apareció. No hay ni rastro del foso que en su día rodeó la muralla. Únicamente hay pruebas documentales. El Ayuntamiento proyecta intervenir en un enclave por el que discurriría la cava que envolvería la fortificación: la Era del Moro y el Molino Sidrón.

Documentos del siglo XIV acreditan la existencia del foso, uno de los elementos más desconocidos del recinto amurallado leonés. Es probable que la presa de San Isidro, a los pies de Puerta Castillo y visible hasta los años sesenta, abasteciera el canal que acordonaba el muro defensivo así como al Molino Sidrón, que con el tiempo se convirtió en fábrica de harinas. Aunque la mayor parte fue derribado hace años, aún se preserva una parte de su estructura ‘encerrada’ en un garaje de la avenida de Ramón y Cajal.

En una memoria sobre la fortificación de la ciudad con motivo de las guerras carlistas, fechada en 1838, dice que «se cegaron los pequeños fosos abiertos delante de algunas puertas y se quitaron de ellas los puentes levadizos».

La recuperación de lo que queda del primitivo molino hidráulico forma parte de un gran proyecto de intervención en el entorno de la muralla que ya cuenta con partidas en los Presupuestos Generales del Estado: 20.000 euros este año; 100.000 en 2018; 400.000 euros en 2019; y 600.000, en 2020. Sin embargo, estas cantidades resultan insuficientes para abrir al público la Era del Moro, es decir, una nueva calle pegada a la fortificación, hacer paseables los 180 metros del adarve en este tramo y rescatar el antiguo Molino Sidrón. Unas obras valoradas en 2.150.000 euros que está previsto iniciar en octubre de este año y concluir en marzo de 2020.

Una tapia deja ‘invisible’ la muralla en Era del Moro, cuatro cubos que saldrán a la luz con la apertura de una calle peatonal. Según los técnicos, este tramo «es uno de los más representativos del recinto amurallado romano, aunque su estado de abandono es muy avanzado».

De hecho, es una de las intervenciones prioritarias del Plan Director de la Muralla, redactado por el arquitecto Melquíades Ranilla. Era del Moro es uno de los puntos débiles de la fortificación, con grave riesgo de desplomarse. «Los lienzos del interior del recinto son los que se encuentran en peor estado de conservación y han sido objeto de reiteradas denuncias de los inmuebles colindantes. Habrán de limpiarse, consolidarse y restaurarse de forma inmediata», afirma el informe municipal. La superficie de la muralla a rehabilitar es de 1.240 metros cuadrados.

Dada la gravedad de este tramo de la fortificación —la tercera en extensión tras las de Lugo y Ávila— y Monumento Nacional desde 1931, el Ayuntamiento prevé actuaciones de emergencia este mismo año por importe de 150.000 euros, teniendo en cuenta que las intervenciones de urgencia en el lienzo tienen un coste estimado de 605 euros el metro cuadrado.

En concreto, los trabajos se centrarán en el desalojo, desescombro y desbroce de la Era del Moro, así como una intervención inaplazable en los remates superiores de la muralla ejecutados en la etapa de las Guerras Carlistas, con riesgo de ruina en la zona del Instituto Legio VII.

Un túnel del tiempo

El llamado yacimiento de Santa Marina, ubicado en la trasera de la Casona de Puerta Castillo es otra de las grandes intervenciones de la muralla prevista a partir de junio. El presupuesto para la puesta en valor de este yacimiento, que preserva los restos más antiguos del León romano, se eleva a 400.000 euros.

Prácticamente no quedó un centímetro sin excavar. Dos grandes campañas arqueológicas en 1997 y 1998 cambiaron el pasado de la ciudad. Por primera vez se pudo probar la presencia de dos recintos campamentales anteriores a la Legio VII. También las prospecciones sacaron a la luz vestigios de cuatro murallas superpuestas: dos pertenecientes a la Legio VI, la de la Legio VII y la tardorromana. A estos hallazgos hay que añadir los restos de la primitiva iglesia medieval de Santa Marina, del siglo XII. Se trata de una pequeñísima construcción rectangular de 18 metros de largo por once de ancho, de nave única y altar mayor y sacristía en la cabecera. En este solar aparecieron restos de varios barracones o contubernia . Por ello, la Casona de Puerta Castillo recrea cómo era el alojamiento de los soldados romanos.

Los restos que ahora, para su preservación, están tapados serán visibles en ‘criptas’. Los trabajos en este enclave se han dividido en dos fases. En la primera, cuyas obras empezarán en junio y concluirán en Navidades, se centrarán en los restos de la iglesia de Santa Marina; y la segunda, entre noviembre de este año y diciembre de 2018, ‘sacarán a la luz’ los restos de los barracones.

La muralla se alarga

La recuperación de Era del Moro es una vieja aspiración que hasta ahora no se había podido concretar por discrepancias entre el Ayuntamiento y los propietarios, sin olvidar la presencia insólita del Molino Sidrón’ un molino harinero de tapial, único superviviente en pleno centro de León.

La recuperación de la muralla en la Era del Moro, junto a la actual intervención en Conde Rebolledo, donde hubo desplomes al liberar la fortificación de viejas edificaciones pegadas a ella, permitirá descubrir una vista inédita del muro defensivo de la ciudad. Tramos que hasta ahora han estado ‘cegados’ emergerán milagrosamente. Y es que el Plan Director deja claro que el objetivo a medio y largo plazo es dejar la muralla exenta.

A excepción de las calles Carreras y Ramón y Cajal, prácticamente en todo el perímetro de la fortificación hay construcciones adosadas: en San Pedro de los Huertos, en Ruiz de Salazar, en la calle de Serradores, en el Caño Badillo —donde para la construcción del parking bajo la Plaza Mayor se derribaron tres metros de muralla—, en Era del Moro...

No deja de ser paradójico que la ley impida construir en la muralla, pero no evite que la Era del Moro haya sido un basurero y almacén de materiales de obra. Un largo tramo que ha quedado escondido tras una precaria tapia que anuncia: ‘Se admiten vehículos’. Será por poco tiempo...

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