Diario de León

Escritores

Cambió la mina por la novela erótica

Melchor Riol encontró en la literatura la forma de expresar lo que le ardía dentro

León

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Si no hay quinto malo, este libro de Mechor Riol, un asturleonés nacido en Avilés, de padre de Valderas y madre de Valdelugueros, lo confirma como exitoso autor independiente y atípico. Un deseo con nombre de mujer es el título de lo que propone como un relato en donde indaga hasta en lo erótico. Pero todo empezó en la mina, que fue su trabajo hasta su jubilación forzosa por un accidente laboral. La pulsión literaria la tenía, pero en 1995, cuando ocurrió el trágico suceso en el pozo Nicolasa, cuando murieron 14 mineros, el deseo de escribir se convirtió en obligación. «Conocía a dos de ellos.

Como es natural, aquello me afectó mucho. Necesitaba transmitir cómo es el mundo de la mina. Ese primer libro se tituló Los tres álamos y casi te puedo asegurar que se lo leyeron todos los mineros asturianos. Muchos, al principio, yo creo que para reírse pensando: a ver qué va a escribir un minero... Pero luego se emocionaron. Porque había mucha verdad. Y, porque de alguna forma, yo escribo ficción, con personajes inventados pero en lugares reales. Y en esos personajes, a través de ellos soy yo», dice, casi sentando las bases de su mundo literario.

Elogios de alto nivel

Luis Antonio de Villena le felicitó por carta su primera novela, titulada 'Los tres álamos'

Esa fue su primera incursión en el universo de la literatura y en esta quinta novela ya se sale del mundo de la minería para abordar una historia «romántica, casi erótica», asegura. En medio, otras tres, entre las que tiene otro particular hit titulado La noche de los gamusinos , una novela de iniciación en la que una gran pandilla de adolescentes comparten el veraneo rural. « De esta, me piden la segunda parte...», dice, y es que Riol, aunque no pertenezca al mundillo literario vende lo suyo, con cifras, por ejemplo en Amazon, bastante significativas.

Así, a este minero, porque eso no se deja de ser, las historias le fluyen con una sólida creatividad que le da para mucho. Pero es que a las primeras de cambio deja entrever que su propia vida es una historia con suficiente argumento. Porque llegó a la mina después de estudiar en Madrid. «A los 16 años ingresé en la Escuela de Transmisiones del Ejército del Aire. Ahí hice Electricidad y Electrónica de Telecomunicación», explica. Después, tras el fallecimiento de su hermano volvió a Asturias, que es donde comienza su peripecia en la mina. «Fue en Mayo del 92, después de quebrar Minas de Lieres, donde empecé, y pasé a Hunosa con la categoría de Oficial de primera de Electromecánico en explotación. En 1999, fue el año en el que me tuve que jubilar por accidente laboral», narra, lo que demuestra que conoce la mina por dentro pero también la vida por fuera.

Y en el hilo de sus novelas se aprecian recorridos vitales que se desarrollan en lugares comunes para que el lector se sienta identificado. «Desde pequeño empecé a escribir como desahogo, porque necesitaba contar lo que sentía. Con la mina encontré un filón literario enorme. Pero tenía claro que no quería quedarme solo en eso», afirma. Y a fe que lo ha hecho, ya que con cinco libros a sus espaldas, y los que le quedan por contar, sus libros, aunque tengan temáticas diferentes, podrían tener cierta coherencia histórica y abarcar así diferentes épocas de vida reconocibles para muchos lectores.

Pero la mina fue su primer gran tema: «Recuerdo que Luis Antonio de Villena leyó aquel libro y me envió una carta manuscrita felicitándome», rescata ahora que su nuevo éxito es su primera incursión en la novela romántica de tintes eróticos y donde se ve que también atrapa al lector.

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