Diario de León

| Reportaje | Sin perder el hilo de la tradición |

Capas largas y honestas

La Cofradía de Santa Eugenia de Paradilla de la Sobarriba celebró ayer la fiesta de su patrona con la mirada puesta en el futuro y estudiando dos solicitudes de admisión

Los actuales cofrades con sus capas, que anteriormente eran pardas, más propiamente leonesas

Los actuales cofrades con sus capas, que anteriormente eran pardas, más propiamente leonesas

Publicado por
Antonio Barreñada
León

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La Cofradía de Paradilla, la de las «capas pardas», la de Santa Eugenia, es una excepcional entidad que conserva, a la par que su patrimonio de bienes tangibles, el más precioso de una tradición que sí tiene memoria. El último día de enero celebra la festividad de su patrona, precedido de las Vísperas a las que, de nuevo, han asistido los hermanos de la Noble Cofradía.

«Paradilla de la Sobarriba es un lugar de escaso vecindario, en el concejo de Valdefresno, riberas del Porma, tierra de León, a dos leguas escasas de la capital, en un paisaje que, por prodigio de una luz inimitable, es sobrio y es ameno», describía Mariano D. Berrueta en un pequeño libro de 1944, álbum de preciosas «estampas de aldea»: De la Tierra de León, Linajes de Aldea: La Noble Cofradía de Paradilla .

Santa Eugenia, mártir romana bajo el imperio y persecución de Valeriano, ha sido venerada en las liturgias romana, galaica y mozárabe. Una antigua ermita a ella dedicada se alzaba al sur de Paradilla, a pie de la Cañada Real, en término de Los Ajos, que históricamente se identificara como Villa Gatón . En la zona conserva la cofradía algunas de sus propiedades.

El gran normalizador de los asuntos religiosos de su diócesis legionense que fue el obispo Bartolomé Santos de Risoba -”el mismo que aprobó también las Ordenanzas del Voto de la Sobarriba-” confirmaba en 1647 la «Regla constituciones y ordenanzas que los cofrades de Señor San Pedro, Santa Eugenia y Consortes» están obligados a cumplir. Tal y como consta en dichas constituciones, están son reescritura de la «Regla Antigua», en cuyo articulado se da cuenta, notablemente, de la pertenencia a la misma de cofrades y «cofradas», que habían de ser, originalmente, naturales de Paradilla o de los lugares en un entorno de tres cuartos de legua. Treinta y seis hermanos la integraban en 1944, según recogía el cronista provincial. Doce son hoy, presididos por el abad José López Ferrero, acompañado de los otros oficios -”secretario, administrador, avisador-¦-”. En su cabildo considerarán la admisión de dos nuevos cofrades que así lo han solicitado, renovando, manteniendo viva la antigua tradición con más fortuna que la que tuvieron otras «compañías» del entorno inmediato (la de los Mártires de Villaseca, San Martín de Navafría o la del Aniversario de Villacete).

Hombres graves y callados -”decía Berrueta-” «peregrinos de un día de primavera», en la fiesta de San Isidoro, en el Voto secular a Santa María del Camino, la Señora de la tierra leonesa, los hombres de las capas largas y las caras serias, que escuchan con sonrisa complacida el cántico casi litúrgico de las mozas del lugar en el «ramo» que alude a la «noble Cofradía». «Todo lo merecen estos aldeanos que ocultan en las capas largas el oro viejo del vivir honesto-¦».

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