Diario de León

El caricaturista que llevó a Picasso a EE UU

Francia recupera la figura del artista al cumplirse 60 años de su fallecimiento

Imagen del artista Marius de Zayas.  ALFRED STIEGLITZ

Imagen del artista Marius de Zayas. ALFRED STIEGLITZ

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De origen sevillano pero nacido en Veracruz, el caricaturista Marius de Zayas, de cuya muerte se cumplen 60 años, fue el hombre que introdujo en Estados Unidos el arte moderno al exponer a Picasso, Rodin, Cézanne y otros artistas que crearon desde su llegada a Nueva York reacciones muy adversas.

La figura de este hombre, que vivió hasta los 80 años, es recuperada ahora en Francia por su hijo, Rodrigo de Zayas, en un doble volumen con un exhaustivo archivo de críticas de prensa que guardó su padre, pero también sus agudas caricaturas de prensa y sus pinturas, que él mismo escondió con recelo. «Mi padre rehuía todo tipo de publicidad, no era una persona pública, y ésta es en gran parte la razón por la que se le conoce tan poco», explica desde su residencia en Sevilla su hijo, autor además de esta biografía inédita que acompaña la primera edición en francés de «Cómo, cuándo y por qué el arte moderno llegó a Nueva York».

Este manual, esencial para cualquier amante de la Historia del Arte, recupera la respuesta que Marius de Zayas envió por carta a Alfred Barr, el primer director del MoMA de Nueva York, que le pidió en 1936 un testimonio de aquel momento clave.

De Zayas tardó una década en responder, en parte por la Guerra Civil española (el golpe de Estado militar lo pilló en la frontera, intentando llegar a España para buscar al guitarrista Ramón Montoya), y más adelante la Segunda Guerra Mundial, años que pasó refugiado en Grenoble.

La carta fue publicada en forma de libro en inglés y más adelante en español, pero no en Francia, donde ahora se vende en una edición de catálogo con reproducciones e imágenes inéditas de la obra del artista, cuyo formato Rodrigo de Zayas espera poder publicar igualmente en español.

«Aunque nació en Veracruz, yo diría que de mexicano tiene poco. Mi familia es andaluza de toda la vida», dice De Zayas, recordando cómo su padre y sus antepasados tuvieron que abandonar México y poner rumbo a Estados Unidos por una persecución política. Defiende, de hecho, que fueron esas raíces andaluzas las que más lo unieron a Pablo Picasso.

«En Francia y en Estados Unidos, pese a ser andaluz, a Picasso se le considera un pintor de la escuela francesa, como mucho catalán. Supongo que Andalucía les parecía muy lejos. Esas raíces andaluzas lo unieron muchísimo a Picasso, fueron muy amigos», describe De Zayas, escritor, historiador y músico.

Esta sed de cultura la heredó de su padre, quien fue un protagonista esencial del cubismo, el dadaísmo y otras corrientes de las primeras décadas del siglo XX. A Estados Unidos llevó el arte africano que había inspirado al propio Picasso, pero también se llevó consigo las creaciones de Francis Picabia, con quien abrió la Modern Gallery de Nueva York junto a Paul Havilland y Agnès Meyer. Amigo personal y colaborador de Apollinaire, Braque, Tzara o Brancusi, De Zayas fundó también la 291, una revista de arte que puso en boga todas las tendencias vanguardistas del arte y la poesía entre 1910 y 1920.

«Mi padre perseguía las ideas, fuesen plásticas o literarias, lo que de verdad le importaba era la realización de una idea», añade. Una mentalidad que se refleja en la carta a Barr, respaldada por los recortes de prensa que muestran la reacción de adoración o repulsa total que despertaron desde un primer momento los modernos.

Archivo de Indias

La principal dificultad del trabajo de Rodrigo de Zayas ha sido reunir el disperso archivo de su padre y restaurar las caricaturas que hizo en la prensa, renovadas gracias a la colaboración del Archivo de Indias de Sevilla.

De la caricatura le interesaba la tendencia a resaltar los detalles de una persona, lo que la hacía cómica, ridícula o trágica. Se ganó la vida con sus siluetas de trazos simples y afiladas en las que aplicó la mentalidad abstracta del modernismo.

Sus pinturas, coloristas y angulosas, las guardó en secreto, pero su hijo espera acabar ahora con el misterio. «Sería muy bonito, ya que Marius de Zayas organizó la primera exposición de Picasso en EE.UU., que Picasso le devolviera la cortesía», propone el historiador.

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