Diario de León

Cecina curada hace dos mil años

El 20 de agosto comienza la sexta campaña de excavaciones en la Peña del Castro con un presupuesto duplicado El año pasado hallaron un almacén completo con semillas de guisantes, trigo y avena, y restos de carne de vaca curada, algo insólito.

Así comenzaron a excavar la zona del castro donde se hallaron los huesos y las semillas. ARQUEOERCINA

Así comenzaron a excavar la zona del castro donde se hallaron los huesos y las semillas. ARQUEOERCINA

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e. gancedo | león

La Peña del Castro lleva camino de convertirse en un capítulo propio de la historia antigua no solo leonesa sino de todo el Noroeste peninsular. Y eso por varias razones. Entre ellas, que es el primer castro excavado de modo sistemático, con métodos científicos, de la Montaña Oriental. También por sus hallazgos infrecuentes, relacionados en gran medida con la alimentación y la vida cotidiana de sus habitantes, algo siempre perseguido y apreciado por los arqueólogos. Por su pervivencia en el tiempo, dado que el próximo 20 de agosto dará comienzo la sexta campaña de excavaciones en torno a esta aldea fortificada situada —además— en un escenario espectacular, a unos mil doscientos metros de altura, en término de La Ercina. Y asimismo es insólito el proyecto por haberse preocupado sus responsables, desde los mismos comienzos, de encuadrar las actividades dentro de la filosofía de la «arqueología abierta». Esto es, que las labores se abren también, de forma guiada, a los vecinos de la zona para que conozcan el trabajo de los especialistas y valoren su patrimonio más cercano. Un concepto investigativo de mayor amplitud que quiere conectar con la población y que incluye aspectos lúdicos y didácticos como conferencias, talleres y recreaciones históricas in situ al finalizar cada campaña.

Eduardo González Gómez de Agüero, uno de los arqueólogos participantes en el proyecto llamado Arqueoercina junto a Víctor Bejega García y a Fernando Muñoz Villarejo, explicó al Diario que la excavación de este año durará un mes entero y que el equipo ya está ultimando el programa de actividades paralelas. En cuanto al presupuesto, aún no está cerrado pero al menos se «duplicará» el que manejaron en 2017, que fue de unos 6.000 euros. La Junta de Castilla y León ha aumentado su aportación y además han podido acceder a fondos de la Diputación. Algo que permitirá a estos expertos, por ejemplo, rastrear el yacimiento con ayuda de un georradar.

González Gómez de Agüero detalló que este año tienen como objetivo excavar una posible vivienda, situada cerca de un gran edificio de uso comunal, con la esperanza de que arroje resultados tan interesantes como los de la pasada campaña.

Y es que las conclusiones de la labor anterior, ya publicadas en la revista de investigación gallega Férvedes, incluyen los sorprendentes hallazgos que deparó el estudio de lo que finalmente se reveló como un almacén familiar («no era una vivienda, pues carecía de molino y de hogar», explica González) y donde encontraron «semillas de trigo, avena y guisantes» en un cesto de varas entrelazadas, «parecido a las artesanías que aún hoy encontramos en algunos pueblos», dice, así como bellotas y otro vestigio curioso: huesos de pata de vaca unidos pero separados del resto del esqueleto, lo cual les lleva a pensar que se trata de carne curada, algo tan típico y habitual en estas tierras. «Sería la pieza de cecina de León más antigua encontrada hasta el momento», incidió González.

Las conclusiones, por tanto, se detienen mucho en el asunto de la alimentación, pues gracias a estos hallazgos y al análisis de restos de polen recuperado, los arqueólogos hablan de una dieta «sobre todo basada en legumbres, verduras y cereales, con aportaciones adicionales de carne», es decir, la alimentación tradicional en las comarcas leonesas «hasta anteayer». Los cocidos leoneses y los de ‘arvejos’, este muy propio del área, tendrían por tanto antiquísimas raíces. Los primeros vestigios del castro datan de la primera Edad del Hierro pero las casas y restos de alimentación antes mencionados corresponden al año II de nuestra era, cuando un gran incendio —¿debido a la conquista romana?— destruyó parte de su poderosa muralla.

Y acerca de la recepción, en congresos y jornadas, de estos descubrimientos, González afirma que está siendo muy positiva y que está siendo acogida con gran curiosidad en la comunidad científica: «La Peña del Castro se está tomando en serio».

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