Diario de León

Cien años de Fofó, un tipo casi divino

Alfonso Aragón ‘Fofó’. JAVI LOSADA

Alfonso Aragón ‘Fofó’. JAVI LOSADA

León

Creado:

Actualizado:

Alfonso Aragón Bermúdez, más conocido como Fofó, uno de los payasos de la tele, sigue siendo, para la generación del ‘baby boom’ del siglo XX, ese tipo casi divino, algo desbaratao, como él mismo decía de sus populares Don Pepito y Don José , una canción emblema de la buena educación.

Fofó (Madrid, 8 de febrero de 1923- 22 de junio de 1976) y sus hermanos Gaby y Miliki eran miembros de una familia de payasos de larga tradición. Junto a ellos formó el trío de los payasos más famoso de la tele, al que más tarde se sumarían Fofito, su hijo mayor, y Milikito, Emilio Aragón, hijo de Miliki.

Los Gaby, Fofó y Miliki se instalaron en Cuba en 1947 donde trabajaron en Unión Radio, el éxito del programa excedió sus previsiones y provocó una gira por distintos países de Latinoamérica, que les llevó por Estados Unidos y Canadá y en la que llegaron a actuar con Buster Keaton y Ed Sullivan, hasta que en 1966 debutaron en el Circo Price de Madrid. En 1972 comenzó su andadura de once años en la parrilla de la programación infantil de Televisión Española con una sencilla pregunta: «¿Cómo están ustedes?», respondida sin dudar con una algarabía tan espontánea como expectante: «Bieeeennnn», era la respuesta de niños y también mayores cargada de felicidad, que en 1983 se silenció cuando el programa dejó de emitirse.

Su fallecimiento temprano a los 53 años sumió en una gran tristeza a una generación de niños que coreaba a pleno pulmón hasta desgañitarse Dale Ramón o La gallina Turuleca , y que cada semana soñaban con formar parte del público de la grabación televisiva del Gran Circo de Televisión Española. Para que no hubiera lugar a duda, cantar y reír era la premisa rotulada en los créditos nada más comenzar el programa, no en vano con ese título comenzaron en televisión con programas especiales.

Fofó murió al contraer hepatitis B a causa de las transfusiones que se le realizaron durante una intervención para extirparle un tumor cerebral benigno, poco más de tres meses después de una operación que había resultado un éxito. El cariño hacia su figura, significó que alrededor de 25.000 personas acudieran a despedirle en su entierro, una multitud que colapsó las calles hasta el cementerio. Con su peluca rubia, su caracterísco bombín, una nariz de payaso color carne —para no asustar— y su camiseta XXL roja sabía cómo provocar una sonrisa hasta la carcajada, cómo despertar la ternura y la empatía. Su ausencia dejó un hueco insustituible, y aunque el programa continuó unos años más, nunca fue lo mismo sin él. Las tensiones posteriores entre hermanos e hijos impidieron seguir levantando el proyecto.

tracking