Color y sofisticación

Dos mujeres que son referencia en el mundo de la fotografía leonesa, Esther Santás y Julia G. Liébana, participan en el Festival Miradas de Mujer desde la galería de arte Ármaga con una muestra que han titulado y… no están todas? Cada una de ellas ha buscado un camino totalmente divergente para acercar el mundo femenino al noble arte fotográfico. Julia con sofisticados retratos en los que de alguna manera intenta resaltar la problemática femenina tras máscaras, cortinas de pelo y otros elementos que añaden un delicado tono poético a sus retratos. Por su parte Esther ha dejado volar su imaginación basándose en la iconografía del surrealista René Magritte, sin que esta referencia quite a su trabajo un ápice de originalidad ni de intenso colorido.

Así explica Esther Santás la gestación de sus obras. «Ha sido un ejercicio creativo propuesto por la galería. El tema general de mis obras es La Mujer y el Mundo Rural. Opté por el collage fotográfico introduciendo dentro de siluetas femeninas escenas rurales y productos naturales. Fue mi forma de integrar el espacio en la referencia de las siluetas de mujer».

Sobre la obra de Santas dice el crítico Luis García, «Santás, con un trabajo extremadamente minucioso y cuidado de configuración extremadamente laboriosa, nos plantea una obra sugerente e intensamente evocadora, que surge plena de matices, generando temáticamente la vinculación directa entre la mujer y el mundo rural o natural. Su obra parte del empleo de una técnica básica, el collage digital, creando construcciones compositivas de gran complejidad y barroquismo introduciéndonos en unas escenografías mágicas».

Por su parte Julia nos comenta que las suyas son mujeres más actuales, más urbanas. «He buscado una mujer sin identidad, con connotaciones relacionadas con la violencia de género, intentando en cada fotografía reivindicar los derechos de la mujer». Volvemos a las palabras de Luis García para profundizar en el trabajo de Julia G. Liébana. «Sus piezas —asegura— incorporan una cierta melancolía y ensoñación que se hace presente por medio del empleo de una coloración serpia, que implica, al mismo tiempo, la incorporación del componente fotográfico tradicional. El aspecto de imagen antigua se refuerza con la utilización de una matriz que se superpone sobre la imagen, y que se reitera en varias de las composiciones, aportando a la obra efecto de rayado, suciedad y desgaste que nos evoca el pasado y el transcurrir del tiempo. Ambas cuestiones, el color y el envejecimiento de las fotografías contrastan con la imagen y prototipo de mujer actual que incorpora Julia a sus obras».