Diario de León

‘El cuaderno de hojas blancas’ lleno de aventuras de Merino

Rimpego reedita en un solo libro la trilogía infantil del escritor y académico leonés

Los dibujos de la trilogía reunida ahora por Rimpego son también obra del escritor José María Merino. RIMPEGO

Los dibujos de la trilogía reunida ahora por Rimpego son también obra del escritor José María Merino. RIMPEGO

León

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Asegura José María Merino que «cada libro es un viaje». En 1996 él se embarcó en uno que le llevó de regreso a la infancia; y, de paso, enroló a los primeros lectores con El cuaderno de hojas blancas. El protagonista, Santi, nunca acaba sus tareas en el colegio y tiene que terminarlas en casa. Prefiere meterse bajo la mesa y soñar que está en una cueva, en una nave espacial o en un submarino. Un cuento que pretende animar a los niños a que no tengan miedo a leer y a escribir. «Para que vean que, cuando pintan un monigote, están creando un personaje y que ellos son el dueño de ese personaje. Con un lápiz y un papel somos los dueños del mundo», explicaba el escritor y académico leonés su propósito con este libro, que acabó siendo una trilogía, ahora reeditada por Rimpego.

La editorial leonesa ha convertido los tres libros en una joya bibliográfica, que incluye los dibujos con los que el autor de los Cuentos del reino secreto ilustró el texto. En las últimas páginas, la escritora Ana Merino, hija del autor de El reino secreto , confiesa: «Es un verdadero arte saber construir historias y adaptar la mirada a una edad diferente a la que uno está viviendo. Pensar en cómo pensábamos cuando éramos pequeños. Mi padre tiene ese talento, puede adaptar su imaginación a todas las edades».

Monigotes rebeldes

Después de escribir El cuaderno de hojas blancas, Merino se sentía intranquilo. Le inquietaba qué podían hacer aquellos monigotes, jugando con los lápices que Santi les había dibujado. Así surgió la segunda parte de la trilogía, un año después — para el protagonista y el autor—, sucede Regreso al cuaderno de Hojas Blancas (1997). Cuando Santi recupera su cuaderno resulta que no está como él lo había dejado. Un ogro se ha hecho dueño de la situación, se ha montado un dictadura, es un país con una lengua especial, todo está negro, no se puede entrar y sus amigos están encadenados.

Al final, Santi consigue acceder y reconducir el caos. Por último, en Adiós al cuaderno de hojas Blanca s (1998) Santi ayuda a los monigotes a redactar una constitución para ordenar el país agitado que habita en el cuaderno de hojas blancas.

A José María Merino le gusta de vez en cuando pasearse por la narrativa infantil y juvenil, como en Las mascotas del mundo transparente, que permiten al autor de No soy un libro crear un mundo paralelo y mágico. Merino es un escritor singular que sabe moverse a la perfección por casi todos los géneros —a excepción, como él mismo reconoce, del teatro—. «Me gusta cambiar de registros, entrar en territorios nuevos para conocer la realidad desde otras perspectivas. Como de- cía Lope de Vega, para olvidar un amor no hay nada mejor que volver a enamorarse. Aunque soy un autor bastante obsesivo, no tengo aprecio por ningún género», según ha confesado el autor de El caldero de oro.

El escritor leonés presentará la trilogía de El cuaderno de hojas blancas el día 19 en la Fundación Sierra-Pambley; y un día después, en la Real Academia, donde ocupa el sillón ‘m’ desde hace catorce años.

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