Diario de León

Las cuentas de los judíos leoneses

La aljama de León tributaba el triple que la de Toledo y aún más las comunidades judías del Bierzo, sobre todo la de Villar de los Barrios, que era muy numerosa y rica.

Arriba, excavaciones en Puente Castro. Abajo, Carmen Gómez y los restos de la sinagoga de Ponferrada (fotografía de Juan B. Cobo).

Arriba, excavaciones en Puente Castro. Abajo, Carmen Gómez y los restos de la sinagoga de Ponferrada (fotografía de Juan B. Cobo).

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n. g. sabugal | león
León

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«Impuestos y más impuestos, ¡estamos hartos!». Esta queja debía de estar en las conversaciones de los ‘bares’ del momento en las comunidades judías de León. Y tenían toda la razón porque lo que es pagar, lo hacían y mucho. Más incluso que la importante aljama de Toledo, que ya es decir.

Son los datos que está recopilando la investigadora berciana Carmen Gómez de forma paralela a la realización de su tesis en la Complutense de Madrid sobre Prosopografía y redes sociales en la aljama de Toledo en el siglo XV , dirigida por Pablo Torijano, director del Departamento de Hebreo de la Complutense y Javier Castaño, investigador del CSIC.

Gómez es licenciada en Filología Árabe y está a punto de finalizar Filología Hebrea, una dualidad cultural y lingüística que ella mantiene con naturalidad, pero que no evita que recordemos el terrible choque que en ocasiones mantienen estas dos comunidades a causa del conflicto árabe-israelí.

Durante la investigación para su tesis, Gómez está encontrando datos que muestran la importancia económica y social que tenían las aljamas de la provincia. Eso se veía sobre todo en los tributos que pagaban.

Por los documentos que aún se conservan se sabe que la aljama de León tributó en los años 1464, 1472, 1474 y 1479 un total de 9.000 maravedís. En el mismo periodo, la aljama de Ponferrada, junto con Salas, Bembibre, Cacabelos, Villafranca y Valcárcel tributó nada menos que 19.430 maravedís. En comparación con eso, la numerosa aljama judía de Toledo únicamente tributó en esos mismos años 3.500 maravedís, junto con las juderías de Torrijos, Gálvez, Noves, Lillo y Alcázar de Consuegra.

«Esto muestra la riqueza de las juderías leonesas y sobre todo bercianas. Sólo Villar de los Barrios ya tributaba mucho más que Toledo, aunque es verdad que algunos de los judíos más ricos de esta ciudad estaban exentos de pagar impuestos, no pechaban ».

Los judíos pecheros eran los que pagaban, los cabeza de familia. La existencia de documentos con estos pagadores nos permite estimar la población de las comunidades judías, ya que se calculan cinco personas por cada judío pechero (su familia) y así se utiliza este dato como base para un cálculo demográfico.

La población de la aljama judía de León, situada en Puente Castro y cuyas excavaciones no dejan de deparar sorpresas, se calcula que pudo tener entre 400 y un millar de habitantes. Las comunidades judías bercianas eran aún más numerosas y tenían un gran potencial económico.

Destaca especialmente el caso de la pequeña población de Villar de los Barrios. «Según un censo realizado a mediados del siglo XV, las comunidades judías del Bierzo eran bastante ricas y notables, puesto que tributaban cantidades muy elevadas de dinero. En especial la aljama de Villar de los Barrios, que aparece mencionada en exclusiva en ese padrón y que debió de ser muy importante, numerosa y rica», expone Gómez. Por ese motivo, la aljama de Villar de los Barrios era tan principal que tributaba sola, mientras que las de Villafranca y Cacabelos lo hacían con Ponferrada.

La existencia de judíos en el Bierzo no sólo ha dejado en su capital el famoso barrio con este nombre, sino que muchos habitantes aún recuerdan los restos de la antigua sinagoga al lado del Sil, que se demolió y luego formó parte de las bodegas Rodríguez durante el siglo pasado. La bodega aprovechó una bóveda que se cree pertenecía a la antigua sinagoga judía.

«Las juderías del Bierzo pertenecían al reino de Castilla. Tenían una sinagoga cerca de una fuente de agua viva (en Ponferrada, el Sil), una carnicería propia y un cementerio extramuros. Los oficios más comunes eran artesanos y comerciantes y también actividades financieras como préstamos o recaudación de impuestos», concluye Gómez.

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