Cuerda ya amanece en Astorga

En Astorga ya amanece por donde sea. Pero amanece, que no es poco. José Luis Cuerda murió en febrero pero casi todo en él vive. Y en Astorga, con su Festival de Cine como referencia, y con rápidos reflejos, cogieron esa bandera de recuerdo de los creyentes en Cuerda, habitantes de ese país de Amanece que no es poco , que cada vez resulta más imprescindible para entender las cosas. Una exposición representa lo que la ciudad astorgana le devuelve como creador. Hay esta muestra y habrá proyecciones, y hasta una recreación de esa película que se transmitirá de generación en generación y que será joya surrealista.

Antonio Morales, técnico de Cultura del Ayuntamiento de Astorga, y artista de la exposición, justificó que se haga todo esto en torno al albaceteño tanto por la importancia y trayectoria del realizador, director, escritor, bodeguero y más, como por la pasión que en él, pero de forma colectiva en tantos otros, suscita Cuerda.

Morales explicó que la idea inicial era realizar una banda diseñada, que es lo que se puede ver en el Teatro Gullón, y que será excelente aperitivo para los asistentes a las proyecciones.

En la muestra se puede ver bajo el prisma creativo de Antonio Morales un todo Amanece que no es poco que tiene el rigor de lo que es Morales: un amanecista convencido. Hay referencias a la editorial Pepitas de Calabaza, por supuesto a los amanecistas, la carta ‘estreno mundial’ que Cuerda envió el día del estreno de la mítica película al no poder asistir por enfermedad, y que contribuyó aún más a la leyenda que posteriormente iría creciendo hasta hoy. Porque Amanece que no es poco nació condenada al ostracismo. Y ese primer día, un 17 de enero de 1989, cuando fue proyectada por primera vez se salieron de la sala hasta algunos que habían participado en la cinta.

Pero como si de un milagro surrealista se tratara, el tiempo se encargó de que la llama se convirtiera en un incendio de humor, con escenas y diálogos que se recuerdan íntegramente.

Ahora, en el Teatro Gullón de Astorga, si las paredes hablaran lo harían sobre José Luis Cuerda. Aunque seguro que un paseo silencioso se puede escuchar como recuerdo la contundente voz del genio de Albacete.