Diario de León

Margarita Merino | Poeta y escritora

«Debemos encontrar en el arte una profunda compasión»

La poeta y escritora Margarita Merino publica su nueva obra, ‘Las edades poéticas de Antonio Gamoneda (entre 1947 y 1998)’. Merino, que ha vuelto de EE UU a su León natal para presentar su libro, habla de sus influencias y sus propósitos como escritora.

La poeta y escritora leonesa, Margarita Merino, en un recital de 2019 . FERNANDO OTERO

La poeta y escritora leonesa, Margarita Merino, en un recital de 2019 . FERNANDO OTERO

León

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La poeta y escritora Margarita Merino presentó su nueva obra,  ‘Las edades poéticas de Antonio Gamoneda (entre 1947 y 1998)’ un libro que habla del poeta Antonio Gamoneda, original de Oviedo, pero afincado en León desde su niñez. Un autor que ha sido galardonado, entre otros muchos reconocimientos, con el Premio Reina Sofía y el Premio Cervantes en 2006. El interés de Merino por la obra de Gamoneda ha sido constante desde hace décadas, como ha demostrado en diferentes artículos en este mismo medio y en su tesis doctoral, publicada en 1999, en la que trataba la obra de este autor.

Merino dice tener interés por los escritores que «captan los problemas más hondos del ser humano» y en las palabras de Gamoneda dice haber encontrado respuestas. «A mí me interesaba esa ‘oscuridad’ y que estuviera fuera de los circuitos, porque también me identifico con la estética y la poesía del fracaso. Casi todos los escritores que más me interesan han sido postergados en vida precisamente por su carácter o por sus condiciones», asegura la poeta, que no ha querido incorporar a Gamoneda en ninguna generación de autores, como el Grupo poético de los años 50 al que se le suele vincular, «aunque tuvo sus influencias y sus conexiones y, después, sus amistades» con sus miembros. Y esa falta de pertenencia se debe precisamente a su estilo de vida que le alejaba del centro de atención y que tanto quiere destacar Merino: «Fue un solitario. Cuando pudo haberse desplazado a Madrid, entrar en determinadas instituciones y acogerse en grupos, de alguna manera se negó, porque pensaba que parte de su alimento era precisamente la distancia». La autora opina, en ese sentido, que «una de las cosas que olvidamos en la sociedad vertiginosa y tecnológica es que la gente a veces quiere el inmediato reconocimiento». La escritora, que ha dedicado tanto tiempo a estudiar el estilo del poeta, explica otro motivo por el que puede ser controvertido clasificar a los autores y sus obras, y lo hace parafraseando a Juan Goytisolo: «No hay que medirse nunca con los vivos, sino con los muertos. Desconfío, además, mucho de los que escriben de los vivos, porque siempre intervienen razones de envidia, de amistad o enemistad que hacen que los elogios no merezcan el mayor crédito. Un escritor solo puede ser juzgado con justicia cuando esté muerto y bien muerto». No obstante, la escritora considera que el reconocimiento en vida del aislado poeta es, además de inusual, «justicia poética».

Soledad como estilo
«Me identifico con la estética y la poesía del fracaso y los escritores postergados en vida»

La presión del éxito
«En la sociedad vertiginosa la gente quiere el inmediato reconocimiento»

Efectos secundarios
«Hay obras que te producen un efecto casi físico que cambia tus pensamientos»

También ha incidido en que Gamoneda le «interesaba porque coincidía con una actitud de su padre, Bonifacio Teodoro Merino, «que pasó de puntillas por su siglo siendo una persona que reivindicó siempre la ética, el entendimiento y la compasión. Creo que una de las cosas que debemos encontrar en el arte es una profunda compasión que nos mueva y nos cambie y si no hay eso no hay nada».

Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología continuó sus estudios en un máster de Artes, porque Merino encontró en el arte esa postura «ética de la compasión», esa fuente de reflexión a través de la obra de grandes autores. «Hay obras que te producen un efecto casi físico que te cambia y cambian tus pensamientos. Esa es una emoción que creo que produce la verdadera poesía». Como atestiguan las innumerables citas de grandes escritores, el estudio de esas obras reflejan una vida de dedicación y meditación a través de la palabra, «Una de las cosas que me parece un poco duro es encontrar tanta gente sobrada que anda por ahí. No importa el rango que se tenga. Lo primero que hay que entender son esos principios socráticos y estoicos de que realmente no sabemos nada». Por este motivo recomienda una vida de humildad de constante formación, leer para darnos cuenta de que «no somos nada» y «porque nos hace mejores». En su libro dice haber intentado recuperar la ética que aprendió de su padre y, a través de la obra de Gamoneda y de todos los autores que le han influenciado, mandar un mensaje: «No me quedo con ideologías, ni escuelas, ni religiones o agnosticismos. Hay que acercar a la gente a la obra del poeta y a la lectura para trascender de las polémicas y politización».

La poeta lamenta apenada su corta estancia en León y pide perdón a los editores de la ciudad a quienes ha tenido que desatender para poder ver a su familia después de 22 meses. Y es que, la escritora vive en Tennessee, alejada de la atención, haciendo suya la soledad como estilo que hereda de su maestro.

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