Diario de León

El Guggenheim del Condado

En medio de una gran expectación, y con una afluencia multitudinaria de invitados, la nueva sede de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia echó ayer a andar tras una inversión de casi cuatro millones de euros. La apertura de una muestra de Hamish Fulton es la primera actividad de este edificio inteligente... y sorprendente..

Un momento previo a la inauguración de la nueva sede de la fundación. Pueden apreciarse las dos grandes fachadas de vidrio que vertebran el edificio. MARCIANO PÉREZ

Un momento previo a la inauguración de la nueva sede de la fundación. Pueden apreciarse las dos grandes fachadas de vidrio que vertebran el edificio. MARCIANO PÉREZ

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e. gancedo | cerezales

La ribera del Porma, a la altura de Cerezales, se llenó ayer de rostros asombrados y de comentarios elogiosos. Pero el luminoso día elegido para inaugurar las nuevas y espectaculares instalaciones de la Fundación Cerezales Antonino y Cinia fue también una jornada idónea para plantearse algunas preguntas. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo ha podido alzarse, en pleno y decaído medio rural leonés, un centro cultural y educativo puntero en cuanto a contenido y ahora también en sus infraestructuras? La respuesta no surgió de los discursos oficiales sino que la daba un vecino que conoce bien el pueblo y la historia del empresario Antonino Fernández Rodríguez, nacido aquí en 1917 y fallecido el año pasado. Porque, aunque llegara a director general del Grupo Modelo —productor de la popular cerveza Coronita— y fuera uno de los empresarios más importantes de México, Fernández «siempre lamentó no haber podido estudiar, no haber pasado de la escuela rural. De ahí el empeño que tuvo en levantar en su pueblo un espacio dedicado a la cultura con mayúsculas», comentaba esta persona.

Una sede ‘multitarea’

Por eso la fundación que lleva su nombre y el de su esposa no ha escatimado medios ni esfuerzos en la construcción de una sede que viene a sustituir a las antiguas escuelas del pueblo, donde llevaba ocho años instalada y eran a todas luces insuficientes dado el alcance y número de las actividades —centradas en la música, el arte, el estudio del paisaje y la etnoeducación— organizadas durante todo este tiempo. Ha venido a sustituirlas un complejo de 2.700 metros cuadrados en forma de cinco naves contiguas recubiertas de madera de alerce y abiertas, en sus frentes Norte y Sur, por medio de grandes fachadas de vidrio «que permiten mantener una relación permanente entre el interior y el exterior», como reza el proyecto. Desde que se conociera el proyecto, en 2013 —ofrecido en exclusiva por este periódico, que ha informado, paso a paso, de su evolución—, la obra ha necesitado de una inversión de cuatro millones de euros para hacerse realidad. Con sello del estudio de arquitectura internacional Alejandro Zaera-Polo y Maider Llaguno, y premiado incluso antes de abrir —se llevó en abril el Premio a la Mejor Construcción Sostenible de Castilla y León—, el edificio incluye, además de la gran sala de exposiciones, biblioteca, auditorio (aún en obras, se estrenará en invierno), salas de grabación con una espléndida vista al valle, zonas para la realización de talleres, espacios multiuso y una granja-escuela donde residirán, entre otros, los grandes bueyes de raza parda de la fundación, campeones en varios certámenes ganaderos en la provincia y que ayer llamaban la atención, sobre todo, de los más pequeños.

El entorno de las sedes, ahora unidas, se asemeja a un parque. M.P.

Vista de la entrada desde una de las estancias superiores. M.P.

Y es que el entorno, tapizado de un cuidado césped, con amplia presencia de las tradicionales ‘sebes’ o setos vivos y unidas ambas sedes, la vieja y la nueva, con un agradable paseo, puede entenderse también como un parque abierto a todos, independientemente de que se acceda o no a los actos de la fundación.

Cursadas más de 800 invitaciones en papel, y con amplia presencia de artistas —no sólo leoneses, también llegados de Madrid y de otras latitudes—, gestores, representantes públicos y, obviamente, vecinos de Cerezales y la comarca, el acto resultó multitudinario. La presidenta de la fundación, Rosa María Juárez, dio la bienvenida a los presentes y transmitió el «honor» que para el equipo de la entidad y para sus muchos colaboradores constituía la jornada de ayer. Por su parte, la vicepresidenta y curadora jefe, Rosa Yagüez, agradeció a todos los implicados «haber dejado el alma y el corazón» en el nuevo edificio, así como al equipo de arquitectos por «haber captado y hecho realidad una idea». Además, recordó una fecha, 2009, cuando «un grupo de gente extraña» ponía en marcha un proyecto cultural y educativo que «paso a paso, lento pero seguro, ha ido creciendo». «Ahora estamos más cómodos y podremos ofrecer una mejor atención», refirió.

El protagonismo pasó a continuación a Hamish Fulton (Londres, 1946), el gran andarín del arte contemporáneo, encargado de llevar a efecto la primera iniciativa de esta nueva etapa de la fundación con la exposición fotográfica Walking on and off the Path, fruto de una caminata circular de catorce días por los Picos de Europa leoneses.

Para Fulton, abrir este centro cultural, bioclimático y sostenible, realizado con materiales naturales y alimentado con biomasa, suponía «todo un privilegio» especialmente porque, desde su creación, la institución se ha fijado en el paisaje como eje fundamental. «Todo mi arte se relaciona con el hecho de caminar», recordó. «Hoy estamos siempre conectados por medio de Internet y los teléfonos inteligentes, pero cuando caminas sin esos aparatos, como me ocurrió en Picos el pasado mes de octubre, te conectas contigo mismo», explicó. Además, reflexionó que en este tiempo en que un cúmulo ingente de información está a disposición de todos y los datos son «globales», lo importante es acudir «personalmente» a conocer, de primera mano, los senderos y escenarios naturales. De ahí que abogase por un «conocimiento directo» y no colateral o mediatizado.

Enamorado de Picos de Europa desde hace muchos años (y de España, el mejor país para caminar, a su juicio), recordó que el parque nacional es muy conocido en su país, Inglaterra, «sobre todo entre los escaladores», pero que él lo aprecia «porque, a pesar de su espectacularidad, no te encuentras a demasiada gente» caminando por sus riscos.

En sus inicios, la crítica calificó la obra de Hamish Fulton de «romántica, nostálgica y escapista», término este último que el creador londinense deplora. «No es en absoluto escapista, sino un modo de relacionarse con la realidad, tal y como yo la veo», argumentó.

Asuntos como la diferencia entre andar en solitario o en grupo —y sobre esto último se indagó anteayer, cuando invitó a 95 personas a caminar durante una hora por el interior de la exposición, en singular performance—, la huella cada vez más lesiva del hombre sobre el paisaje o el autoconocimiento que el paseo causa en el hombre son temas clave de su obra.

Y de la infraestructura ayer inaugurada, Hamish Fulton alabó la «descentralización» que supone, el «cambio de percepción de la cultura» que entraña. Toda una serie de ideas en torno a la revalorización del mundo rural y natural que ayer por la tarde volvieron a ponerse de manifiesto con una caminata grupal, organizada en el entorno de Riaño.

La muestra Walking on and off the Path podrá verse, hasta el próximo 23 de julio, de martes a domingo de 12.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00 horas, siempre con entrada libre y gratuita.

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