«El hambre provocó la venta de muchas piezas artísticas»

Unas fueron vendidas a coleccionistas de todo tipo y condición -"de manera legal o no tan legal-"; otras, incautadas por el Estado para nutrir museos nacionales en proyecto o construcción; muchas directamente robadas y aparecidas, años después, en salas y centros de arte de los lugares más insospechados... es el arte leonés, un enorme puzle de pinturas, esculturas, códices, esmaltes, capiteles y hasta lápidas funerarias en gran parte desperdigados por los cuatro puntos cardinales.

Ahora, Ángela Franco Mata, jefa de la sección Medieval del Museo Arqueológico Nacional, ha seguido la pista y estudiado a fondo 160 de estas obras en el libro Arte leonés fuera de León (siglos IV-XVI) , constatando en muchos casos el porqué de su salida de las tierras en las que fueron elaboradas y detallando cuidadosamente las características que las hacen preciosas, significativas o únicas. La obra, de 400 páginas y publicada por la editorial Edilesa en gran formato y a todo color, se dará a conocer al público este lunes día 20 a las 20.00 horas en el Salón del Pendón de San Isidoro. Ayer, en presentación a la prensa, el responsable de Edilesa, Vicente Pastor, recordaba que el proyecto de crear este libro -"«la más importante obra de investigación que he editado, sin duda», dijo-" había surgido hace 15 años en una conversación con Ángela Franco, que ha visto publicada así «la obra de su vida», citó Pastor.

No obstante, esta experta advirtió que el libro «está sin terminar» puesto que «no dejan de aparecer piezas artísticas leonesas» que se pensaba ilocalizadas, recordando asimismo que ella se ha centrado especialmente en el Museo Arqueológico por trabajar en él desde los primeros años ochenta. Franco se refirió al cruficijo de Fernando I y Sancha y, en general, a todo el llamado -˜Tesoro de San Isidoro-™ con su cortejo de arquetas y esmaltes, uno de los conjuntos artísticos leoneses más conocidos, que fueron sacados de San Isidoro en 1868 por una de las 69 comisiones estatales encargadas de colmar los estantes del naciente Museo Arqueológico. Con respecto a la vuelta a su tierra de estas piezas de valor incalculable, Franco Mata aludió a que entonces «eran otros tiempos» y que «el ritmo de la historia es el que es», por lo que se mostró muy escéptica sobre la posibilidad del regreso, salvando en exposiciones puntuales.

Placas de marfil de los talleres medievales leoneses, tallas, vidrieras, retablos enteros o en partes, beatos de los scriptoria que abastecían a toda la península, textiles, lápidas cristianas y judías, el único arco conservado del Palacio Real de León; incluso puertas desgajadas de sus bisagras, columnas arrancadas de monasterios, frescos picados de las paredes... todos desfilan por estas páginas. ¿Las causas? Ángela Franco habló de la desamortización como gran elemento destructor y dispersador del patrimonio religioso, y al «puro hambre» del franquismo, que movió a la venta de muchos bienes en los años 40, 50 e incluso 60.