Diario de León

Teatro

Eloy Azorín: «En el fondo todos tenemos un precio»

El actor llega a León con ‘Siete años’, un éxito teatral basado en la intriga de unos personajes sometidos a una decisión límite. Miguel Rellán, Carmen Ruiz, Juan Carlos Vellido y Daniel Álvarez Prada son sus compañeros de escena

León

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Eloy Azorín es de los madrileños que adora su ciudad pero que sabe que «salir de Madrid es un regalo». Por eso, esta gira teatral, en la que comparte elenco de los de antes, hasta cinco actores, es una bendición, a la que él salpimenta con dosis de escepticismo porque al final viene a decir que lo que es una suerte es tener trabajo. Como si dejara la agenda abierta a posibles proyectos.

Pero lleva más de un año con Siete años junto a nombres importantes de la escena española de la altura de Miguel Rellán, Carmen Ruiz, Juan Carlos Vellido y Daniel Álvarez Prada. «Los cinco actores formamos un equipo majo, cada uno con sus neuras», asegura. Tal vez, en el caso de Azorín no se le pueda catalogar de tal, pero el actor tiene la costumbre de viajar por su cuenta. «Como me gusta conducir, voy solo en coche», afirma, además de desvelar que eso le hace apurar más de la cuenta los horarios.  

Pero llega a tiempo a Siete años porque ahí sus personajes se debaten entre dos opciones contiguas. Una, lo vulgarmente conocido como que ‘quién se come el marrón’ junto al inevitable ‘sálvese quien pueda’. En la historia hay dos, más dispuestos a no ser ellos, como personajes poco solidarios, aunque no se trata de desvelar si es Eloy Azorín uno de ellos o no. «Vamos a dejarlo ahí. Es más importante la conexión con el público y como notamos que quiere salvar a uno o a otro. La gente se ríe en momentos crueles y eso me gusta. Pero nosotros, los personajes que interpretamos, nos lo tomamos muy en serio porque nos jugamos la vida», relata.  

Aunque hay esa intención directa del teatro como hecho cultural lúdico, Azorín puede extrapolar la historia a la realidad. Y, como tal, el teatro es ese espejo que retrata la sociedad también de su tiempo. «Cada uno de nosotros, en nuestra vida normal, nos manejamos sabiendo que tenemos unos códigos que no nos saltamos ni se los saltan nuestros cercanos. Hasta que llega una situación en la que se plantea hasta dónde serías tu capaz de hacer algo. O por cuánto. En el fondo, todos tenemos un precio», narra Azorín, casi abordando los misterios de la condición humana en las situaciones límite. O no tanto, cuando añade que «vivimos tiempos en los que se oye mucho: yo no sabía que no se podía hacer esto. Yo no sabía que esto era machismo...», dice.  

También deja en el aire Azorín cierta igualdad del ser humano a la hora de corromperse. Y en Siete años , de repente, llega la hora de la verdad. Los personajes, reunidos fuera de su lugar de trabajo, debaten qué hacer ante la inminente aparición en sus vidas del fisco y las consecuencias del delito. Y un abogado que les propone que uno de ellos asuma la culpa. El quién de la obra queda en manos del propio transcurso de la función, la intriga, y los vaivenes de los personajes a la hora de afrontar el problema.  

Al final, la obra acaba y el actor Eloy Azorín deja de serlo al instante: «Llego justo al trabajo, termino y me piro», asegura. Y lo dice porque también explica que no es uno de esos intérpretes que viven su carrera de manera intensa.  

Por eso, cuando Eloy Azorín recuerda lo que para otros serían éxitos inolvidables, él los aborda con la relatividad que da el tiempo. Trabajó con Almodóvar, en Todo sobre mi madre , pero lo siente como un eslabón más en su carrera, y eso que fue el primero. Aranda, Chávarri, Jonás Trueba... De todos hay buen recuerdo pero sin más. Incluso, cuando se le pregunta si compaginar teatro, cine, televisión, una serie para Netflix es fácil, dice: «Para compaginar el trabajo hay que tenerlo», sentencia tajante, además de advertir que no es de los actores que se pasa todo el día siguiendo una agenda imposible.  

A León llega pendiente del frío: «Me gusta más ir al Norte el verano. Para el frío soy muy perezoso». Puede que lo resuelva en parte con algún pequeño homenaje gastronómico. «Me encantan los platos de cuchara. Una de las cosas que más felicidad me da es comer, pero he aprendido que para hacer luego bien una función no hay que pasarse. Y en mi casa me he hecho un poco vago. No me compensa perder tiempo para cocinar para uno. Pero sí tengo mi restaurante de comida casera, otro, vegano y así», asegura.  

Pues como llega a León en plena alerta de nevada, lo que sí quedará claro es que al final de la obra se sabrá quién asume la culpa. Y que Eloy Azorín una vez dictada la sentencia de la conciencia saldrá pitando. Como un personaje real que deja en el aire la sensación de que a veces parece que tiene prisa de sí mismo.

 

Lugar: Auditorio Ciudad de León. Hora: 21.00. Entradas: 18 euros .

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