Diario de León

Una enferma a merced de un milagro

«Escribí a los Reyes Magos para que curaran a mi madre»

Durante su infancia el escritor asturiano Nacho Guirado vio a su madre visitar a un sinfín de curanderos y peregrinar a Fátima y a Lourdes. Denunciar a los que se aprovechan de la enfermedad es uno de los objetivos de su novela ‘El milagro de El Escorial’, que transcurre en León.

El escritor asturiano Nacho Guirado, que ambienta en León su octava novela. DL

El escritor asturiano Nacho Guirado, que ambienta en León su octava novela. DL

León

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Nacho Guirado tenía una historia que contar. La de su abuelo, un militante socialista condenado a un batallón de trabajo en Asturias durante la Guerra Civil. Así fue como, con la publicación de La lista de los catorce (Ediciones Martínez Roca) este fisioterapeuta de profesión se hizo también escritor. Ahora, su octava novela, El milagro de El Escorial, se adentra en el mundo de las apariciones marianas, un libro inspirado en la propia historia de su madre, una mujer que sufrió una enfermedad degenerativa durante 30 años.

«La novela tiene como objetivo denunciar a los que se aprovechan de la debilidad de la gente enferma y les prometen milagros», explica Guirado (Oviedo, 1973). Recuerda el autor que de niño pasaba las vacaciones en Riaño y que un día su madre regresó emocionada de la procesión de la Virgen de Quintanilla. «Venía caminando, sin bastón y gritaba que se había curado; pero, al día siguiente, la enfermedad siguió su curso». Guirado se pasó la infancia viendo a su madre peregrinar a Fátima y a Lourdes y hacerse ferviente seguidora de la célebre vidente de El Escorial Amparo Cuevas.

La obsesión infantil de Guirado es que su madre se curara. «Llegué a escribir una carta a los Reyes Magos para pedírselo», confiesa.

La novela narra la historia de un superhéroe muy particular, un joven de nombre Ricardo cuyo poder consiste en trasladar la enfermedad de una persona a otra únicamente con el contacto de tus manos. El adolescente descubrirá su ‘don’ al tratar de proteger a su madre moribunda de la furia homicida de su padre.

«Evidentemente, es una ficción, aunque el trasfondo sea real», dice el autor, que obliga a plantearse al protagonista —y también al lector— a quién sanar y a quién hacer enfermar. Por la novela desfilan Amparo Cuevas, que hizo de la fe un imperio; así como sus seguidores, los virginianos, que gestionan el inmenso patrimonio ‘donado’ por miles de creyentes. Tras la muerte del padre y el encarcelamiento de la madre, el joven Ricardo se verá obligado a abandonar su Oviedo natal para ingresar en un centro tutelado en la ciudad de León.

El autor, que dice ser un enamorado de esta tierra, decidió ambientar la segunda parte de El milagro de El Escorial en la capital leonesa porque dos amigos que trabajan en esta ciudad en un piso de acogida fueron los que le explicaron el funcionamiento de los centros tutelados. En la novela también aparece el colegio de los maristas San José, donde estudiará el protagonista, porque el escritor —que confiesa no ser creyente— sí tiene un vínculo afectivo con esta congregación.

A Guirado le haría ilusión poder presentar la novela en León, pero antepone las medidas sanitarias.

Asegura que no tiene miedo a posibles represalias por parte de miembros de la secta que denuncia, aunque tras una aparición en la televisión local asturiana, a propósito de la novela, una mujer le dijo que el demonio hablaba por él.

«Creemos que vivimos en un país tolerante, pero ocurren estas cosas». Explica que no se siente amenazado, porque el libro no es «sentencioso». «Ricardo encontrará razones a favor y en contra de los virginianos», aunque el autor tiene claro que «son una secta, en la que hombres y mujeres comen separados y solo las mujeres se encargan de las tareas del hogar».

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