Diario de León

Fotografía

Las fotos más santas y pecadoras de Jesús Salvadores

Fotografía tomada en el Festival de Cine Erótico de Barcelona que forma parte de la exposición del CLA. JESÚS F. SALVADORES

Fotografía tomada en el Festival de Cine Erótico de Barcelona que forma parte de la exposición del CLA. JESÚS F. SALVADORES

León

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La mejor foto siempre está a la vuelta de la esquina. Pero es preciso recorrer medio mundo para admitirlo. De todas formas, lo importante es peregrinar. ¿Qué mueve a una persona a ir a Lourdes, a Fátima, al Rocío, al entierro de un papa, a un mundial de fútbol o a una marcha LGTBI+? El fotógrafo leonés Jesús F. Salvadores no tiene la respuesta. Ni falta que hace. Pero la pregunta le llevó a un viaje iniciático que comenzó en 2005. Catorce años después sigue persiguiendo ‘peregrinos’, santos y pecadores. Fruto de este periplo, de noches de acampadas, de albergues de mala muerte en Brasil y otras penalidades, surgió Peregrinaciones del siglo XXI , una serie en la que el fotógrafo del Diario de León buscaba, precisamente, respuestas a preguntas que él mismo formulaba con la cámara. Imágenes analógicas en la era digital. El Centro Leonés de Arte (CLA) muestra desde hoy La Huida , una exposición que resume esta cacería de Salvadores en pos de la ‘foto’, la mejor instantánea que siempre está por venir. Y en esa huida de sí mismo, saltando al vacío con la esperanza de encontrarse, el fotoperiodista de Benavides de Órbigo pasó por Fátima, Roma, el Festival de Cine Erótico de Barcelona, el Purple Weekend y el Mundial de Motocross de La Bañeza —el guiño leonés a las peregrinaciones paganas—, la Semana de la Moda de Moscú, el Festival Internacional de Música de Benicássim, el Celta de Ortigueira, el Campus Party de Valencia o el Mundial de fútbol de Brasil. Y, por supuesto, el Camino de Santiago, ruta milenaria de peregrinaje.

El CLA reúne medio centenar de imágenes, tras una letal discriminación. Fue tan difícil dejar la exposición en 50 fotos que Salvadores tuvo que pedir ayuda a Gemma García, profesora de la Escuela de Arte de Oviedo, donde se formó este periodista que ha acumulado un armario de diapositivas. «Calcula las que tengo: a una media de quince carretes por viaje, 36 fotos por carrete, y diecisiete viajes...». Las cuentas dan más de 9.000 imágenes. Y eso que la cámara analógica obliga a pensar la foto antes de disparar; no como ocurre con las digitales, que son de ‘gatillo’ fácil.

Salvadores, que admite haberse empapado de los grandes maestros, aunque para él Sebastiao Salgado ocupa un lugar preeminente —y eso que lo más cerca que ha estado de él fue en una conferencia—, tiene devoción por el blanco y negro.

El milagro de Lourdes ha sido que Salvadores ha seguido buscando con empeño «espacios temporales en mundos paralelos, donde cada cual elige su senda y su fin, para adentrarse en la oscuridad nostálgica de lo no vivido aún, y sintiendo la llamada vital que impulsa la necesidad de realizarse».  

«Soy un peregrino y un forastero», cantaba Johnny Cash. Y así se definía Robert Frank, uno de los más influyentes del siglo XX: «Llegué donde quería llegar, pero no resultó ser el lugar que esperaba encontrar». Algo parecido le sucede a Salvadores, acostumbrado a la urgencia de la información, quien pretende en estas peregrinaciones, quizá, atrapar de inmediato al espectador, pero también dejarle con tantos interrogantes como respuestas. Al fin y al cabo, como decía Saint-Exupéry, «solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos».

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