Diario de León

Cita en Mansilla

Las fragancias de la memoria

El Museo Etnográfico de Mansilla elige como pieza del mes las ‘pregancias’

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León

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El Museo Etnográfico Pronvial de León, en Mansilla de las Mulas, ha elegido como pieza del mes ‘Las pregancias’. La investigadora: Marta Redondo Álvarez, impartió ayer una conferencia en el patio del museo sobre Las pregancias. Fragancias de nuestra memoria.

La pregancia es una pieza humilde, pero cargada de simbología de un pasado cercano y que el Museo alberga en su exposición permanente. Era costumbre en las largas noches de invierno que las gentes de muchos pueblos de la montaña de León, a menudo aislados, unas veces por los caprichos de la naturaleza, las más por las inclemencias climáticas, una vez finalizados sus quehaceres diarios, se congregaran en la casa de cualquiera que su hospitalidad brindara en torno al fuego del llar u hogar, sobre el que, a menudo, colgaba y se calentaba un pote con caldo, sostenido por las cadenas o pregancias.

Pieza humilde

Las pregancias eran las cadenas en las que se colgaban los potes sobre la lumbre

Los reunidos acudían a la cita con el fin de entretenerse, relacionarse o, simplemente, calentarse alrededor de la lumbre. La voz pregancias hace referencia a aquellas cadenas que, en las cocinas antiguas pendían del centro de la chimenea para descender sobre la lumbre del hogar sosteniendo los potes en los que se cocinaban las esperadas viandas de la cena y alguna que otra cosa. A menudo y entrelazados entre las argollas de la pregancia se clavaban aguzos encendidos que irradiaba una inquietante luz por todos los rincones de la cocina, convocando las danzas de criaturas mitológicas. Tales envolventes movimientos, unidos a lo dispar de la concurrencia de ambos sexos, desataban la lengua y enredaban la imaginación de los que permanecían sentados en los viejos escaños en torno al fuego. Se narraban los últimos aconteceres y rescataban las viejas leyendas y cuentos, decires y romances, relatos de aparecidos y almas en pena; rimas y canciones tradicionales al son de gaita o dulzaina acompañadas por el tintineo del mortero de bronce o el rasgar indoloro en la botella de anís. Mientras, afanosas, algunas mujeres realizan alguna tarea rutinaria, siendo habitual el hilar o filar la lana, trabajo o labor que da nombre a una antigua costumbre: el filandón.

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