Diario de León

Ángel Barja

El gallego que eligió León para ser eterno

Ángel Barja es sinónimo de vigencia en el I Curso de Música Española, hoy en El Albéitar (19.30 horas). Su legado se reivindica y refuerza a través de esta cita musical como en su festival homónimo. Hoy, Belén Ordóñez y Fernando López Blanco son guías perfectos del músico fallecido en 1987.

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La historia acaba bien. Con un auditorio en su nombre en el Conservatorio de León, su lugar y ciudad de vida y elección. Pero conviene recordar que a Ángel Barja (Santa Cruz de Terroso, Villardevós, Orense, 5 de octubre de 1938-León, 12 de febrero de 1987) le negaron la homologación de su título hasta 1981, cuando de una tacada en Madrid se tuvo que examinar de todo lo habido y por haber, porque la burocracia estatal y unos no pocos amigos falsos locales le impedían el reconocimiento legal. Era culpable de su talento, y de que había estudiado en Roma. Pueden ser asuntos tan menores que parecen una grosería cultural, pero sí son de obligado recuerdo, cuando se trata de un músico, creador, divulgador y docente volcado tanto en la tradición folclórica como en la vanguardia. Si el Festival de Música Española de León lo recuerda siempre, ahora en este primer curso homónimo lo reivindica. Y lo hace también a partir del talento: el de Belén Ordóñez al piano y las palabras de Fernando López Blanco como ponente. Será en este a dos bandas leonesas donde se ejerza en forma de concierto y de conferencia la actualización de un genio gallego que eligió León para ser eterno.

Porque Ángel Barja se ve que se tomó León como un pentagrama lleno de posibilidades. Y fue tradición y vanguardia. Hoy, en el Teatro El Albéitar (19.30 horas) tendrá lugar este doble acto.

Artista versátil
Pese a su corta vida, combinó una carrera excepcional como compositor y divulgador

Como un genio capaz detectó que lo que se necesitaba era divulgación y ofrecer oportunidades a diestro y siniestro, a lo amateur y lo exclusivo. Su carrera, según señala López Blanco, tuvo la diversidad de lo erudito, contemporáneo y musicalmente complicado junto a lo casi didáctico. Esa descomunal dimensión musical de Barja será parte de lo que este leonés, catedrático del Conservatorio de Asturias, expondrá, como intérprete, experto y estudioso de Barja. Fernando López abordará aspectos biográficos al igual que el análisis de su contexto compositivo, dentro de su presencia tanto en el ámbito más académico de la música sacra más el educativo, divulgativo, folclórico y docente que tanto le interesó, junto al contemporáneo y más experimental en donde su creatividad aparece liberada.

Ordóñez interpreta hoy gran parte del repertorio de Barja. F. OTERO

Por su parte, la pianista leonesa Belén Ordóñez, también profesora en el Cconservatorio de León, propondrá, según explicaba ayer, un repertorio en donde las composiciones de Barja adquieren cercanía y esplendor casi hasta los títulos.

Será así una cita importante en torno a Ángel Barja para dejar constancia de que su obra perdura. Y que la mejor forma de reconocerle es poner en práctica tanto lo que creó como esa vocación de enseñar que él práctico tanto, pese a su prematura muerte. De hecho, Fernando López destacaba que «no es un pasado tan lejano pero sí ha cambiado mucho el mundo cultural. Barja tenía clara la necesidad de divulgar y transmitir ese conocimiento».

López Blanco es catedrático en el Conservatorio de Asturias. DL

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