Diario de León

la fragua literaria leonesa. por manuel cuenyas | CÉSAR CABEZAS

«Hay momentos en la vida en los que te acompaña la suerte»

El profesor y narrador César Cabezas, autor de ‘¡Ay, Arturo, Arturo…!’ está con un proyecto de libro que incluirá unos 2.200 textos de todo tipo. Poemas, aforismos, microhistorias...

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César Cabezas Prieto se dedica a la Literatura desde hace muchos años y lo sigue haciendo con pasión y entrega, tanto en su labor narrativa como en la de profesor. Ejerció como Catedrático de Lengua y Literatura en el Instituto Álvaro de Mendaña de Ponferrada, y ahora como profesor tutor de la Uned y docente y coordinador de la Universidad de la Experiencia en el Campus de Ponferrada. Un excelente trabajo el suyo al frente de esta Universidad para Mayores, que disfrutan, aprenden (y enseñan, claro) con sus clases y sus actividades complementarias.

A principios de los 70 César Cabezas fue el profesor de Lengua y Literatura del Premio Nacional de Poesía, Juan Carlos Mestre, algo que ambos recuerdan con gran emoción y cariño. «Hay momentos en la vida en los que te acompaña la suerte. Siempre tuve muy claro, desde el principio, desde que lo conocí, que estaba ante un poeta; no ante un chico que escribía poesías, no, ante un poeta, con el don de la imaginación y de la técnica. Esa percepción se ha confirmado plenamente», rememora César a propósito del autor de La bicicleta del panadero. «Es impresionante», dice de este poemario editado en Calambur y premiado con el Nacional de la Crítica 2012 en Lengua Castellana. «Ha sido inolvidable, de lo mejor de mi vida profesional, además su valía como persona está a la altura de su valía como poeta», concluye con orgullo y satisfacción el profesor y narrador ponferradino a propósito de Mestre. No en vano, Cabezas es coautor del Bestiario, de Juan Carlos Mestre, dedicado al artista y poeta villafranquino, en el que subraya el valor de la tradición, de la cultura y su influencia, muchas veces de forma inconsciente sobre el escritor. «También destacaría, la enorme riqueza de la fauna presente en su obra y de su simbología», agrega César.

Por su parte, Mestre también recuerda con afecto a su profesor César Cabezas, «todo en él era irradiación de bondad… era la personificación del diálogo… El primer maestro que leyó mis balbucientes versos y no me dijo dedícate a otra cosa. Será impagable mi deuda con él, su confianza en mí (…) Eso me enseñó César, el camino de las palabras hacia la felicidad». El autor de La casa roja habla de su maestro como un «narrador elocuente que escribe cuentos mágicos y redentores, el lingüista elegante de los idiomas de la imaginación, el imprescindible hombre de nuestras tierras del Bierzo».

Cuentos mágicos, sí, algunos premiados en certámenes nacionales, como El autobús amarillo, y en ocasiones microrrelatos impregnados de humor y sensualidad como el que da título a su libro de relatos, ¡Ay, Arturo, Arturo…! Y que, según él, es un buen ejemplo de su concepción del cuento, y cuya técnica consiste en empezar a escribir por el final, como ya hiciera el maestro Poe, incluso el gran Antonio Pereira. «De esta forma se pueden introducir y dosificar todos los elementos de la narración, tanto los recursos expresivos como los indicios que se vayan vertiendo para anunciar el final sin desvelarlo». No obstante, César, a quien le gusta escribir con concisión e ironía, con espíritu satírico y expresividad, sobre temas y personajes que de alguna manera están cerca de sí, de sus preocupaciones, de sus intereses, de sus experiencias, reconoce que «cada escritor dispone de su librillo mágico con las fórmulas precisas para crear un cuento perfecto». A él le encanta la estética de la narrativa del escritor polaco Slawomir Mrozek, porque «sus cuentos son muchas veces un gancho a la mandíbula o una patada en la boca».

La lectura, insustituible

César Cabezas, que es además un gran lector y crítico literario, sabe que para escribir uno debe leer, cuanto más mejor. Su tesis al respecto es definitiva: «Si quieres escribir debes leer mucho y si quieres escribir bien tienes que leer mucho más». Y lo demás son paparruchas, porque «la función de la literatura es sorprender expresivamente al lector, para que el mensaje llegue a él con más fuerza. Hay que aprender a sorprender, leer detenidamente para reflexionar sobre los recursos de la imaginación del escritor. Existen, además, muchas publicaciones sobre cómo aprender a escribir literariamente. Primero lee, después escribe».

En la actualidad, César Cabezas, que también ha realizado investigaciones en el campo de la experimentación pedagógica de la Lengua, con algunas publicaciones, está con un proyecto que, según él, le cuesta mucho sacar adelante. Se trata de un conjunto de textos, «sobre 2.200 textos de todo tipo. Poemas, aforismos, microhistorias...», aclara, algunos de los cuales figuran ya en el volumen VII de la Antología de Escritores Bercianos, editada por el Instituto de Estudios Bercianos.

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