Diario de León

Pablo López Presa

«Hemos aumentado la superficie de Lancia en un 800%»

Defiende que este equipo de gobierno ha tomado la decisión política de aprobar las mayores cuantías de la historia en materia de restauración y añade que la nueva gestión del ILC está basada en la innovación, el diálogo con la sociedad y el compromiso con el territorio y sus realidades. «El Instituto se

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Sus objetivos se van cumpliendo. Entre ellos, hacer del Instituto Leonés de Cultura la casa común de leoneses. Pablo López Presa aborda en esta entrevista las carencias que se encontró a su llegada a la Diputación y los retos que se ha propuesto cumplir. Lancia es uno de ellos, pero no el único. Y es que, como él mismo asegura, «ante todo, queremos ser el mejor aliado y el mejor defensor de las comarcas de León».

—¿Está haciendo la Diputación la labor que debería realizar la Junta?

—El objetivo último de la Diputación es la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la provincia leonesa en todas sus facetas y la cultura y el patrimonio forman parte, sin duda alguna, de esos aspectos. Desde el Instituto Leonés de Cultura estamos haciendo lo que creemos que debemos hacer, esto es, velar hasta el límite máximo de nuestras posibilidades por la difusión de la cultura y por la conservación del patrimonio. Y ahí está la prueba del ‘Programa R’, dotado con seis millones de euros, que es la mayor partida destinada nunca a la recuperación del patrimonio leonés, por cualquier tipo de institución, en un único ejercicio.

—¿Cómo valora el saldo realizado por el anterior equipo de gobierno?

—No podemos comparar dos años con veinticuatro. Pero no deja de ser curioso que en solo dos años, y con una pandemia global de por medio, hayamos logrado lo que nadie ha hecho antes: que el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación de León sea conocido por todos los públicos, que sus puertas estén siempre abiertas al diálogo y al asesoramiento y, sobre todo, que detrás de esas siglas exista un proyecto serio y coherente. En este breve periodo de tiempo estamos demostrando que para el equipo de gobierno que preside Eduardo Morán la cultura constituye una prioridad, algo que no es un eslógan sino que los hechos lo demuestran. En veinticuatro meses hemos logrado emplear la totalidad del histórico remanente del ILC; fortalecer, modernizar y prestigiar la imagen del Instituto; dotar a Lancia de un plan realista después de décadas de olvido, y un largo etcétera de iniciativas del que habéis dado cuenta, puntualmente, los medios de comunicación.

—¿Culminó alguno de los planes de restauración que puso en marcha la presidencia de Juan Majo?

—Juan Martínez Majo y su equipo pusieron en marcha planes que, como he dicho en varias ocasiones, fueron acertados, y creo que es bueno y justo reconocerlo. En mi concepción de la gestión pública yo tengo muy presente que los planes no son de las personas sino de las instituciones. A nosotros nos ha tocado resolver problemas que algunos proyectos de la etapa anterior venían arrastrando, sobre todo agilizar o desbloquear su tramitación, mejorar temas de comunicación, etcétera, pero más allá de los planes de etapas anteriores me quedo, personalmente, con que ha sido este equipo de gobierno el que ha tomado la decisión política de aprobar las mayores cuantías de la historia en materia de restauración.

—Estamos en el ecuador del mandato. ¿Qué se ha acometido ya y qué queda por hacer?

—Dentro de ese proyecto que tenemos sobre la mesa hemos entendido, tanto yo como el coordinador de Proyectos del ILC, Emilio Gancedo, que la primera parte de nuestra gestión tenía que ver, inexcusablemente, con la implantación de un nuevo modelo de gestión en el Instituto. Una gestión basada en la innovación, en el diálogo con la sociedad, en el compromiso con el territorio y sus realidades, y en el contacto directo y permanente con los trabajadores del ILC, en ese «formar equipo» que es necesario para que el organismo ofrezca el mejor servicio posible. Una vez hecho esto, en vías de culminarse pues el ILC ya es percibido por muchos como «la casa de la cultura leonesa», podremos acometer nuevos y más ambiciosos proyectos.

—El hecho de que usted sea arquitecto ¿supone una ventaja para el patrimonio leonés?

—La ventaja fundamental es que yo he estado trabajando en temas de patrimonio durante años así que cuando comencé este mandato tenía un modelo claro de cómo debíamos actuar. Un modelo de gestión pública que ya está en marcha y dando resultados. El futuro de esta tierra pasa por saber preservar y aprovechar el potencial de nuestra historia.

—En cuanto a la promoción cultural, ¿hay algún proyecto en cartera que se vaya a desarrollar como marca de este equipo de gobierno? 

—La etapa en la que el ILC se limitaba a repartir dinero como si fuéramos la pedrea del sorteo de Navidad ha terminado. Trabajamos con el objetivo de que esta tierra tenga un tejido cultural digno y profesional, y para ello es necesario apoyar con mayor intensidad los proyectos más serios y más elaborados. Esto no está reñido, en modo alguno, con el hecho de fomentar la cultura a todos los niveles, algo que ya pusimos en práctica con el cheque cultural o con el plan ‘Receta Cultura’, que fue un éxito, y con los diferentes talleres para todos los públicos que llegan al último rincón de esta provincia. Nuestra idea es seguir explorando y ampliando esas vías de promoción cultural pero poniendo el foco en que el ILC debe ser un motor para fortalecer las iniciativas que aborden la cultura con mayúsculas.

—¿Qué monumentos que aún no han sido declarados BIC deberían serlo? ¿Hay alguno que tenga la Junta en tramitación y que aún no haya sido aprobado?

—La tramitación y aprobación de Bienes de Interés Cultural es competencia exclusiva del gobierno autonómico. Desde nuestro punto de vista existen más espacios y monumentos leoneses merecedores de esa declaración, pero, como digo, es algo que depende de la Junta de Castilla y León.

—¿Hay en marcha algún plan en relación a la memoria democrática?

—Nuestro planteamiento, en este y en el resto de temas, es el de ofrecer hechos y no promesas. Y, de momento, las iniciativas ya realizadas con respecto a ese punto pasan por haber restaurado y colocado, en su lugar original —el patio del Palacio de los Guzmanes— la estatua de la República, una de las pocas que sobrevivieron en España, y en haber cumplido escrupulosamente la Ley de Memoria Histórica con respecto a la biblioteca propia del ILC, que ha pasado a llamarse Biblioteca Leonesa, un nombre objetivo y ecuánime que nos une a todos, y eso por supuesto sin renunciar al legado investigador y divulgador de don Mariano Domínguez Berrueta, cuyas obras completas siguen estando a disposición de todos en nuestra biblioteca.

¿Cómo puede la cultura amalgamar toda la provincia?

—La cultura es el verdadero y más sólido armazón para esta extensa y sorprendente provincia. En nuestros frecuentes viajes por ella lo hemos percibido así: son constantes las peticiones para restaurar monumentos, para poner en valor el patrimonio etnológico, para organizar ciclos y eventos e innumerables (y encomiables) las actividades culturales que de forma autónoma organizan asociaciones, ayuntamientos y juntas vecinales. Estamos al tanto de todo ello, y queremos estarlo aún más. El ILC ya resulta conocido a los habitantes del medio rural, somos como un familiar o un pariente querido. Yo diría que, ante todo, queremos ser el mejor aliado y el mejor defensor de las comarcas de León. El cemento de esa amalgama.

—¿Qué proyectos hay en cartera en el caso de que sigan en los próximos cuatro años?

—Como te decía antes, preferimos hablar de los hechos cuando estos se produzcan, y no de promesas o deseos. De momento, seguiremos trabajando para ser un mejor agente de desarrollo cultural y social, y para armonizar la cultura propia, vernácula, con la cultura, digamos, universal. A este respecto he de resaltar el compromiso del ILC y de la Diputación de León con las lenguas minoritarias habladas en la provincia, el leonés y el gallego, en cumplimiento de la Constitución y del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, con sendos premios literarios y con otras iniciativas de promoción y divulgación de nuestra cultura propia, música, literatura, etcétera.

Cambio de estrategia
«La etapa en la que el ILC se limitaba a repartir dinero como la pedrea del sorteo de Navidad terminó»

¿Cuál es el siguiente paso para Lancia?

—El desarrollo de Lancia es el mayor reto a nivel administrativo al que nos hemos enfrentado nunca. Carente de iniciativas de puesta en valor desde hace tres décadas, los restos de la antigua ciudad astur-romana están siendo objeto de una actividad sin precedentes. Por hacer recuento de iniciativas, comentar la instalación de vallado y paneles informativos, y la habilitación de aparcamientos; la mejora y señalización de acceso por carretera; la exploración con georradar del área menos conocida; y sobre todo y ante todo, la histórica compra de diez nuevas hectáreas de terreno circundante, de modo que, por fin, la Diputación se hizo hecho dueña de la mayor parte de los restos (en concreto, la superficie se aumentó en un 800%). En estos mismos momentos se están realizando trabajos para consolidar los restos y hacerlos visitables y paseables, y se avanza también en la contratación del proyecto global del Centro Arqueológico de la Ciudad de Lancia y sus accesos, algo que hará del yacimiento un espléndido espacio de conocimiento y de divulgación.

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