Diario de León

Patrimonio

La Iglesia de Santa Ana, a la pata coja

con la que se encuentran peregrinos y turistas, el pórtico lateral de este peculiar templo ofrece una imagen en obras y deterioro: vallado y con una de sus columnas sustituida por hierros.

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León

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La Iglesia de Santa Ana está a la pata coja pero la conciencia de barrio se encuentra en plena forma. A partir de esta especie de muleta que ayuda a sostener el pórtico lateral, desde que un conductor la derribara, lo que surge es un hilo de preocupación pero también de identificación con este popular barrio leonés, en donde la Historia siempre ha sido asignatura obligatoria para los vecinos.

Aunque el pórtico deteriorado no pertenece a la parte histórica del templo la demanda vecinal se centra en su arreglo, ante el problema surgido al no encontrar la viga de madera similar a las otras columnas. De momento, unas vallas de obra impiden el paso por debajo. Mientras no se arregle (puesto que afecta a los propietarios de la iglesia pero también se reclama a las autoridades municipales, al encontrarse en la vía pública), los vecinos poco más protestan.

Aunque a partir de ahí, el entorno completo de la Iglesia también cuenta con deficiencias. Así lo comentan en El Sifonario, el bar más próximo. Se trata de que el muro que da paso a la huerta de la Iglesia sea reparado, porque está claramente deteriorado, combado y con poca estabilidad ante la lluvia y demás inclemencias del invierno. «Muchos peregrinos, como los que ya empezarán a pasar, se hacen fotos en ese muro, porque les llama la atención el mural que hizo Manolo Sierra, que se remonta a los tiempos de la reivindicación del 0,7», explica Pedro Antuña, dueño del establecimiento aledaño, local reflejo de la idiosincrasia cultural y gastronómica de la provincia, que hasta tiene manteles del artista Sierra. Por cierto, a simple vista, ayer, el mural, parte de la escenografía del barrio, también necesita un repaso.

Son pequeñas cosas ante las que los vecinos coinciden en las quejas: se trata de una de las entradas naturales a León, y en su día, la más importante. Muchos turistas pasan a ver la Iglesia de Santa Ana, y no digamos los peregrinos, para los que es casi una parada indispensable después de la caminata. Así, ayer, un peregrino asiático echaba un vistazo: «Bonita iglesia, León», decía.

Si ya puestos, se indica el Camino de Santiago y se adecenta la plaza (algunas personas mayores se han caído entre los bancos y los árboles, debido al casi escalón que hay donde están plantados), la plaza de Santa Ana puede volver a ser un cotizado escenario histórico y cultural.

Arselí, vecino del barrio afirma con retranca: «Tú ves el Tour de Francia y ves esos pueblos y dices: ahí han terminado todo. En cambio a nosotros nos pasa lo contrario. León está por terminar. Y eso que, en teoría, como ciudad nos dedicamos a la cultura, el patrimonio y la Historia. Es nuestro fuerte. O al menos eso nos dicen», relata, al lado de una de las iglesias más antiguas de toda la provincia que ofrece culto.

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