Diario de León

Informe de los hallazgos en Galleguillos

El ‘inframundo’ de los Payuelos

Es una ‘cápsula del tiempo’. Las obras de regadío del canal de Payuelos han permitido descubrir restos de seis siglos de ocupación en Galleguidos de Campos, de época romana y visigoda. Las excavaciones sacaron a la luz una necrópolis con 53 enterramientos y ajuares funerarios, así como vestigios de una villa y una calzada romanas. Pero queda mucho por investigar.

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Verónica Viñas / Acacio Díaz
León

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Un yacimiento de 30 hectáreas bajo campos de cereal. A solo medio metro de profundidad, Galleguillos ocultaba seis siglos de historia —romana y visigoda— que ha emergido con las obras del canal de Payuelos. El informe final de la intervención arqueológica llevada a cabo hace tres años, al que ha tenido acceso este periódico, revela hallazgos sorprendentes, incluida la aparición de una herramienta prehistórica.

Los primeros descubrimientos exigieron, por prescripción de la Delegación Territorial de Patrimonio, una segunda prospección. Aún así, este colosal yacimiento preserva aún muchos enigmas no resueltos. La localización de restos de un hipocausto —el sistema que los romanos utilizaban para calentar las termas— exige nuevas excavaciones. Incluso, Patrimonio determinó la necesisad de un segundo sondeo, de diez metros de longitud por dos de ancho, para sacar a la luz esta estructura que apareció a 200 metros al norte del yacimiento.

Detalle de los enterramientos. DL

La empresa Antequem S.L., encargada de las excavaciones, centró los trabajos en dos zanjas de mil metros cuadrados, en el área afectada por los canales de riego. Ahí afloró una necrópolis con 53 tumbas, tres de ellas de niños.

La necrópolis

Las excavaciones localizaron 53 tumbas, tres de ellas de niños, de época romana y visigoda

Hay distintos tipos de enterramientos, la mayoría fosas simples de forma ovalada, pero hay una decena con muros de adobe delimitando su perímetro. En varios casos la cabecera o los pies están señalados con piedras o restos constructivos de cierta entidad, como fragmentos mosaicos o tégulas, sin que aporten datos sobre la identidad o clase social de los enterrados. Los esqueletos están en posición decúbito supino; algunos con el cráneo aplastado o desplazado por los arados que han surcado este enclave durante siglos. También han sacado de estas fosas algunas piezas de ajuar funerario, como pequeños vasos cerámicos y fíbulas (broches). Las descubiertas a un metro de profundidad son las mejor conservadas. Una vez exhumados los restos óseos, las fosas funerarias fueron cubiertas con geotextil, para preservar la necrópolis. «Se ha buscado la completa salvaguarda de los vestigios existentes», subraya el informe.

Ajuares funerarios

En la tumba 46 se encontró una jarra negra bruñida del siglo V-VI; en la tumba 3 salió una pequeña jarra del siglo IV junto al cráneo; y en la tumba 58, una pieza de adorno personal en forma de fíbula (siglos I-IV). Asimismo, han aflorado en el yacimiento elementos de antiguas construcciones romanas, como fragmentos de un suelo de baldosas cerámicas macizas, que prueban «inequívocamente la existencia de una antigua villa romana».

La secuencia estratigráfica, la orientación, la presencia y tipos de ajuares permiten esbozar una secuencia ocupacional en la que se distinguen al menos dos fases en el uso de la necrópolis. La primera, correspondiente a los enterramientos coetáneos al uso de la villa; y una segunda, donde la constante es la inhumación, que incluye el uso cementerial del espacio desde el tramo final de la villa romana; y por otro lado, la desarticulación de las estructuras constructivas bajoimperiales.

Piezas cerámicas encontradas en las excavaciones. DL

Las excavaciones también han sacado a la luz restos 45 metros de una antigua calzada romana, que daría acceso a la antigua villa situada en este enclave y que se habría continuado utilizando durante el medievo y en época romana como ruta de paso del ganado, la conocida como Cañada Zamorana, una vía que discurre paralela al río Cea.

Fruto de las excavaciones se han desenterrado 292 piezas (solo tres de ellas completas), desde recipientes cerámicos y metálicos, adornos y objetos de ajuar funerario. Hay desde restos de vajillas a piezas de tocador, ollas, grandes ánforas, herramientas de hierro, plomo o bronce y restos de material constructivo, como fragmentos de pintura mural romana.

Uno de los esqueletos. DL

Piezas que aportan mucha información, por la forma, el tipo de cocción y la decoración. Así, las de época tardía fueron producidas por alfareros locales, con barnices que van del anaranjado brillante al gris metálico. Vajillas de un primer estilo, con decoraciones estampadas, motivos seriados pequeños, incluidas figuras humanas, rosetas y palmas (del siglo IV); y de un segundo estilo (siglo III), con motivos a molde, como círculos, letras, rosetones o espigas, y donde se amplía el repertorio formal, con grandes platos y fuentes. La presencia de piezas de vidrio es muy escasa y fragmentada. Tampoco encontraron monedas.

Consumidores de ostras

Únicamente se encontraron 17 piezas metálicas, entre ellas un zarcillo de bronce y una cuchara, así como una tijera de esquilar, un embudo para filtrar algún tipo de líquido, una hoz y tres aros de una pequeña cuba cuyas partes de madera no se conservan. Objetos que dan idea de que se trataba de un asentamiento agrícola y ganadero. Otro objeto curioso es una aguja de pelo tallada en hueso de animal.

Los objetos

Las excavaciones sacaron a la luz 292 piezas, desde recipientes cerámicos a ajuares funerarios

También han aparecido abundantes restos de fauna de diversas especies, sobre todo, ovinos, bóvidos y aves de corral.

Lo más llamativo es «la significativa aparición de restos de moluscos tipo ostra o vieira, por lo que implica un comercio a larga distancia y un mantenimiento ‘in vivo’ para su consumo en perfectas condiciones», explica el informe.

Estratigráficamente, el yacimiento aporta mucha información. Hay un vertedero tardorromano sobre la necrópolis, del que proceden buena parte de los materiales cerámicos.

De momento, las excavaciones no permiten aventurar la importancia de Galleguillos hace 2.000 años, pero, teniendo en cuenta las dimensiones de la necrópolis, sólo parcialmente excavada, podría tratarse de un destacado núcleo de población. En este enclave arqueológico han salido a la luz materiales de un amplio período histórico, de época tanto altoimperial como bajoimperial, así como visigoda.

Este asentamiento estuvo habitado entre los siglos II al VIII. Y es posible, como demuestra la aparición de una herramienta prehistórica (parte de una hoz de silex), que Galleguidos hubiera sido ocupado miles de años antes.

Entre los vestigios visigodos aparecidos hay un amplio repertorio de ollas, tinajas, jarras y cazuelas.

Lo cierto es que los vecinos de esta zona llevan décadas encontrando cerámicas antiguas en sus fincas En la década de los años setenta muchos de los objetos fueron entregados a la sección de Patrimonio y trasladados a la Universidad de León para su estudio, pero nunca más supieron de ellos.

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