Diario de León

Reconocimiento

El «intimista y entrañable» Brines, Premio Cervantes

Es el primer poeta valenciano en conseguir el máximo galardón de las letras hispanas El escritor de 88 años es uno de los pocos supervivientes de la Generación del 50

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Pilar Martín / Efe

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El poeta y académico Francisco Brines (Oliva Valencia, 1932), «intimista y entrañable, ha sido galardonado con el Premio Cervantes 2020, el máximo reconocimiento de las letras en español, según ha anunciado el ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes. El jurado, que ha presidido el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, ha decidido otorgar por mayoría este premio y ha considerado que la poesía de Brines, de 88 años, «va de lo carnal a lo metafísico y espiritual, a la aspiración de belleza.

El respeto a lo desconocido fue la «mejor lección» que le dio su padre porque fue lo que le llevó a amar la literatura a Francisco Brines, el poeta de las emociones, el hacedor de todo un catálogo de versos llenos de tolerancia donde disecciona la soledad, el amor, el tiempo, la vejez o la muerte.

Brines es uno de los últimos supervivientes del«Grupo poético de los años 50, pero no se puede hablar de poesía social cuando se habla de él, pese a que este sea el santo y seña de esta generación. Brines es solo Brines. Porque el valenciano, miembro de la Real Academia Española —elegido en 2001 aunque no tomó posesión hasta 2006— o Premio Nacional Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, defiende la poesía como un «ejercicio de tolerancia» fruto de la identificación emotiva del lector con el poema, aunque su contenido sea ajeno a sus convicciones.

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Una convicción que le ha llevado a escribir versos como éste: «Como si se tratase de algo ajeno hablamos de nosotros y nos vimos inciertos, unas sombras».

Versos con una mirada poética metafísica, ese arte que ayuda a «vivir mejor, pues educa y afina la sensibilidad para percibir el goce y experimentar el dolor, y podemos vivir gracias a ella experiencias que no nos corresponderían», según sus palabras.

Justo eso, indagar en lo que no sabemos si viviremos. Una constante en su poesía gracias a la mejor lección que aprendió de su padre: el respeto a lo desconocido, una enseñanza que le permitió desarrollar su trayectoria como escritor.

Porque en la obra de Brines, el paso del tiempo es una pieza clave. Lo es porque considera que la vida es un «don de la existencia, pero no indica que el gozo sea eterno ni la desdicha tampoco».

La vida para el poeta «es gozar y penar». «Somos por lo que hemos amado, y tenemos que aceptar lo vivido. Hay que resistir y creo que el éxito reside en aceptar la vida como viene».

A lo largo de su trayectoria, ha compatibilizado su producción poética con su labor como profesor universitario. Fue lector de literatura española en la Universidad de Cambridge y profesor de español en la Universidad de Oxford. Su primer libro, Las brasas , fue publicado en 1959 y con él ganó el Premio Adonais. A continuación publicó Palabras en la oscuridad (1966), que le mereció el galardón con el Premio Nacional de la Crítica en 1967. Este mismo año ganó además el Premio de las Letras Valencianas.

En 1987 recibió el Premio Nacional de Literatura por El Otoño de las rosas (1986), uno de sus libros más conocidos y populares, integrado por 60 poemas escritos a lo largo de diez años. Al año siguiente se adentró en el mundo teatral y revisó y adaptó el texto de El alcalde de Zalamea , cuya versión fue estrenada en noviembre de ese año por la Compañía de Teatro Clásico, y dirigida por José Luís Alonso.

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