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Isabel Allende: «Las mujeres juntas somos invencibles»

La escritora chilena regresa con ‘Violeta’, una novela entre dos pandemias

La escritora chilena Isabel Allende. ARCHIVO

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Violeta (Plaza & Janés) es la nueva novela de Isabel Allende (Lima, 79 años) que se presenta como «una romántica empedernida, apasionada y feminista». La autora en español más leída del mundo, con 75 millones de libros vendidos en 42 idiomas, imagina la emotiva e inspiradora historia de una mujer «dueña de una pasión, una determinación y un sentido del humor singulares». Son las virtudes que sostendrán a Violeta del Valle en una vida turbulenta y centenaria que empieza en 1920 —con la llamada ‘gripe española’— y acaba con la pandemia de covid de 2020. Asegura su autora que Violeta es «mucho más» que la historia de dos pandemias separadas por un siglo. «Es una larga carta dirigida a una persona a la que amo por encima de todas las demás», dice de una novela que retoma la inspiración epistolar de ‘La casa de los espíritus’ y que se distribuye al tiempo en España, Estados Unidos y América Latina.

«Soy una romántica empedernida e incorregible. He estado enamorada desde los siete años hasta hoy. No es de extrañar que el amor aparezca constantemente en mis escritos», comenta. «Creo que el amor es la fuerza más fabulosa del mundo, tanto como el poder, la ambición y la codicia a las que a veces corrige. Que en sus diferentes formas, el amor lo mueve todo en la naturaleza y lo puede casi todo», insiste. «Soy tan apasionada como cuando tenía 20, 40 o 60 años. Cambian las relaciones, pero no su esencia».

Rememora en la novela «devastadores desengaños y romances apasionados, momentos de pobreza y prosperidad, pérdidas terribles e inmensas alegrías» en una vida marcada por grandes sucesos de la historia: del crack del 29 a la lucha por los derechos de la mujer, pasando por el auge y la caída de las dictaduras latinoamericanas además de las dos pandemias. Insiste Allende en que la protagonista no es ella, aunque la autora, como el personaje, halla su mejor amor en la vejez. Un amor «comprometido, en el que ambos se aceptan por completo, se respetan y lo pasan bien viniendo de mundos muy diferentes». «Es lo que me ocurrió a mí, que me casé a los 77 años y vivo un amor tranquilo y feliz basado en la confianza y en la gratitud», asegura ruisueña desde su casa en California, en un multitudinaria rueda de prensa telemática. Su madre, Panchita, muerta al principio de la pandemia y con quien cruzó más de 24.000 cartas que conserva, ha sido la inspiración de una Violeta «fuerte, irónica, atrevida y con una gran visión». «Pero a diferencia de Violeta no pudo ser independiente, y no hay feminismo sin independencia económica», lamenta esta activista al frente de una fundación que trabaja en favor de las mujeres mas desfavorecidas.

Feminista encantada

«He sido, soy y seré feminista, y estoy encantada con lo que está pasando con esta ola de mujeres jóvenes que hacen cosas extraordinarias. Pero las mujeres debemos seguir peleando con nuestra voz. Nos silencian una otra y otra vez. Debemos desafiar la censura, el machismo, el patriarcado y seguir tratando de que nuestras voces se oigan. Somos muchas las que tenemos voces en el mundo, pero hay muchas más sometidas y sin voz, vendidas, golpeadas, prostituidas, sujetas a servidumbre doméstica, violadas en guerras y campos de refugiados....». «Debemos tener fe en que entre todas estamos cambiando el mundo. Solas somos muy vulnerables, pero juntas somos invencibles», se ufana.

Símbolos Cree que la historia debe enseñarse «como fue, y no contar solo la versión de los vencedores». «Hay que dar voz a los derrotados. Llevar esas voces acalladas a los textos de historia y a nuestra narrativa del pasado». A su juicio, «revisar es más importante que derribar símbolos y estatuas». «Pablo Neruda confiesa en sus memorias que violó a una joven y quieren por eso eliminar de la historia al que fue el poeta más importante que ha producido Chile y uno de los más grandes de la historia de la poesía. Una cosa es el hombre y otra la obra y el artista. Una revisión implacable de la historia no dejaría títere con cabeza. La mayor parte de los grandes de la historia tienen partes feas y oscuras».

«Si no hubiera sido exiliada no sería escritora» confiesa. «Cuando dejé Chile, se acabó mi relación con el periodismo, hasta que por una casualidad escribí La casa de los espíritus , la novela que cambió mi vida», reconoce tras 40 años entregada a la literatura. «Seguiré mientras la cabeza lo permita», dice con su franca sonrisa.

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