Diario de León

Jesús Carrasco ya es sucesor de Delibes con una sola novela

El libro ‘Intemperie’ de este publicitario extremeño será traducido a trece idiomas.

El escritor extremeño Jesús Carrasco.

El escritor extremeño Jesús Carrasco.

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carmen sigüenza | madrid
León

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«Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar». Así comienza «Intemperie», la primera novela de Jesús Carrasco, a quien se compara con Delibes, y contratada para traducirla en 13 países.

Calificada por los críticos literarios de excelente, Intemperie, publicada por Seix Barral, ha caído en el panorama literario como algo fresco y diferente, entre otras cosas, por el uso del lenguaje que hace Jesús Carrasco, nacido en Badajoz en 1972, licenciado en Educación Física y publicitario de profesión.

Carrasco recupera términos en desuso del rico castellano y hace que las palabra se mastique y entre en la piel del lector, a veces, como un cuchillo, a veces, como un bálsamo, para relatar una historia en lugar que no tiene nombre, en medio de un páramo seco, en un campo desierto donde se desarrolla una fábula sobre la iniciación, la solidaridad, la dignidad y la violencia.

«Yo soy de pueblo -explica el autor a Efe- y me he movido en el campo, con el que tengo una relación muy íntima, hasta que me fui a los 18 años para estudiar. Y para mí -aclara- el lenguaje es el mayor patrimonio del ser humano. Con él construimos los afectos, la historia o la memoria».

«Además, el lenguaje -continúa- tiene la capacidad de iluminar la realidad, de manera muy gruesa si el conocimiento del lenguaje es tosco, o de una manera muy nítida y fina, si el conocimiento del lenguaje es mayor. Mi intención es recuperar esas palabras», subraya Carrasco, acostumbrado a trabajar con ellas como publicitario en busca siempre de la palabra exacta.

En Intemperie, el protagonista es un niño, que no tiene nombre como ningún personaje, ni lugar, que ha huido de su casa hacia el norte; sin conocerse bien el porqué, aunque el lector intuye que ha sido por no aguantar más situaciones duras y violentas. El chico en esta huida se encontrará con un cabrero, su perro y su rebaño de ovejas, con quienes emprende un eterno deambular.

Una narración que se desarrolla en un lugar sin nombre porque también podría darse en el interior de cada ser humano.

Sin nombre ni fecha

«No dar nombre y difuminar el escenario es una decisión estética, porque con ese difuminado quiero acentuar la relación entre los personajes y la de éstos con el medio. He querido prescindir de lo concreto de lo que tiene nombre y fecha», explica Carrasco.

Y es que la intención del autor es que emerja de forma clara «la historia humana, la relación del hombre con la tierra, con la dignidad, con la justicia, con la toma de partido ante un hecho violento o no; con todo aquello que nos pasa en la vida diaria, sin importar el sitio o la fecha en la que se haya producido», matiza el autor.

A Carrasco le han comparado los críticos con Delibes y con el Cormac McCarthy de La carretera. « Me gustan muchos los dos -dice- y los he leído mucho; a Delibes casi más después de mi novela, pero me gusta mucho y me reconozco en ese paisaje que no está privilegiado por la cultura, que no es bello, que digamos no es canónico»

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