Diario de León

León empareda a los emperadores

Bustos de Adriano y Marco Aurelio y esculturas romanas se han reutilizado en edificios con usos inverosímiles.

León

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Los emperadores romanos Adriano y Marco Aurelio han acabado emparedados en León. Bustos de los césares que los romanos colocaron como símbolo del imperio en castros y ciudades conquistadas a los astures están hoy incrustados en muros de casas e iglesias de la provincia. En comarcas tan dispares como la Maragatería, el Páramo y Tierra de Campos, divinidades y dignatarios romanos han sido reutilizados en construcciones en las que han perdido su identidad. Durante muchos años, en la espadaña de la iglesia de Quintana del Marco se ha adorado al emperador Marco Aurelio confundido con San Pedro.

La ermita de la Virgen de las Puertas, en Grajal de Campos, situada en un antiguo torreón que formaba parte de la muralla, contiene una pequeña imagen en una hornacina que representa a Hércules de niño. Se sabe que en la época de los romanos estas imágenes se colocaban en señal de defensa y protección a los que se encontraba en el interior de las fortalezas.

Una pieza única. Ana Villanueva, investigadora en Historia del Arte por la Universidad de León, acaba de publicar un estudio sobre Los restos de una escultura romana inédita en Rabanal de Luna. Villanueva ha analizado la extraña colocación de un busto romano adosado a la pared de un edificio de esta localidad próximo a la iglesia —curiosamente en la calle del General—.

La figura, del siglo II (de época Antonina), está delicadamente tallada en mármol, lo que hace sospechar a la investigadora que procedería de un taller principal y estaría relacionada «con el programa propagandístico del emperador en las zonas militarizadas». Es, además, uno de los pocos restos de la estatuaria romana que existen en la provincia. La escultura corresponde a la tipología thoracata , es decir, que porta vestimenta militar. Apenas queda la parte superior del torso, cubierta por una coraza decorada con la cabeza de la medusa en el centro y revestida con una túnica corta o paludamentum anudada a un lateral con una fíbula o broche.

Adriano pasó por Virgen. Aunque es difícil identificar al emperador de Rabanal de Luna, puesto que la escultura está decapitada, Villanueva ha encontrado muchas similitudes con el busto-retrato del emperador Adriano, con traje militar, datado entre el año 135-140 que se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla. Previsiblemente, la estatua de Rabanal procedería de alguno de los talleres helenísticos de Pérgamo, Atenas o Alejandría.

«El busto de Rabanal está relacionado con el culto de imágenes que anteriormente fueron sagradas y que aún contienen cierto poder de protección. La identificación de esta escultura con una imagen sagrada, confundida en ocasiones con la propia Virgen, ha permitido su conservación en un lugar público como medio protector para sus moradores. A pesar de las continuas reformas de la vivienda de Rabanal de Luna, el busto ha permanecido respetando su lugar en la pared de la casa», asegura la investigadora leonesa. Villanueva concluye que una pieza tan singular debería ser trasladada a un museo para su posterior restauración.

La estatua de Rabanal de Luna no es una excepción. Decenas de esculturas y objetos de época romana se reutilizaron en iglesias, viviendas y otras construcciones para los usos más inverosímiles. Es el caso de la extraña cruz que corona la iglesia de Santiago en Chana de Somoza y que, en realidad, podría ser un águila imperial romana. Lo cierto es que comparada con los noventa tipos de cruces que existen, no coincide con ninguna. Sin embargo, guarda un ‘parecido razonable’ con el águila que coronaba los estandartes de las legiones romanas. No existen datos de cuándo se colocó la extraña cruz ni su procedencia.

Los propios romanos eran expertos en el arte del reciclaje. La muralla de León es un buen ejemplo. En su construcción se utilizaron lápidas funerarias. Recientemente, se extrajeron 60 estelas mortuorias de los siglos I, II y III —hoy depositadas en el Museo de León—.

Las célebres lápidas de Villalís, por las que se sabe que la Legio VII se fundó el 10 de junio del año 68, se encontraron también empotradas en la pared de la iglesia de la citada localidad.

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