Diario de León

Legado

Un León entre Galdós y Bazán

SUS CARTAS DE AMOR NO ARDIERON. Concluye el centenario de la muerte de Benito Pérez Galdós y comienza el de su amada Emilia Pardo Bazán. No sólo les unía la pasión y su vocación literaria, sino un León que se coló numerosas veces en sus obras. Algo realmente singular, porque el canario apenas escribió sobre su tierra, y la gallega recorrió toda España y buena parte de Europa.

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Las fogosas cartas enviadas por Benito Pérez Galdós a Emilia Pardo Bazán han sido la mejor ‘publicidad’. No las había quemado Carmen Polo a su llegada al pazo de Meirás, que fue residencia de la escritora gallega.

Guillermo Blázquez, librero anticuario de la madrileña Cuesta de Moyano, ha desvelado que los herederos del escritor canario las tienen en su poder.

Sin este episodio, es probable que el centenario de la muerte de Galdós, que acaba de concluir, y el de Pardo Bazán, que arranca este año, no habrían tenido tanto eco.

‘El viaje de novios’

Los protagonistas de la segunda novela de Emilia Pardo Bazán son leoneses

Pero ambos escritores compartieron algo más: León. En sus obras abundan las referencias a esta provincia y los personajes leoneses.

Quizá, por ello, ambos tienen calle en esta ciudad, aunque el célebre periodista Lamparilla criticaba en un artículo publicado en Proa en agosto de 1964 que a la escritora gallega le dedicaran una calle y no san Froilán.

El viaje de novios, de la autora de Los pazos de Ulloa, relata la historia un próspero tendero leonés, que vive por y para su hija Lucía, y cuyo empeño es casarla con un hombre de elevada posición social.

El pretendiente escogido es Aurelio Miranda, un maduro de buena familia y escasa fortuna. Lucía acepta el matrimonio y los novios emprenden un viaje de luna miel desde León a París.

Los «campos feos» de León

Pardo Bazán, infatigable viajera, que recorrió toda España y buena parte de Europa —en algunos casos junto a Galdós, para visitar la Exposición Universal de París o su estancia un tanto clandestina en Alemania y Suiza en septiembre de 1889—, cuenta en uno de sus relatos que «León tiene los campos más áridos y feos de la Península».

Pardo Bazán, que era una entusiasta de las críticas literarias del agustino astorgano Francisco Blanco García —quien por el contrario mantuvo un contencioso con Galdós—, también fue una de las defensoras de la obra del leonés Antonio de Valbuena. La escritora mantuvo correspondencia —se preservan más de 40 cartas— con el archivero, historiador, paleógrafo y filólogo Andrés Martínez Salazar, que en 1871 abrió una librería en La Coruña. Martínez Salazar se convertiría en principal proveedor de textos para Pardo Bazán.

La amistad entre ambos fue inquebrantable, pese a que tuvieron algún desencuentro por ideas políticas y por el escritor Manuel Murguía. La autora de Insolación no acude al acto de constitución de la Real Academia Galega, celebrado el 4 de septiembre de 1905, alegando una indisposición, pero lo cierto es que no quería sentarse junto a Murguía.

El León de Galdós

Las novelas del autor de ‘Fortunata y Jacinta’ están plagadas de personajes leoneses

Pardo Bazán también recurre al librero leonés para que le proporcione un ejemplar de La de Bringas, de Galdós, que se lo ha pedido el rey y está agotado.

La relación del autor de los Episodios Nacionales con León es aún más estrecha. Como escribió en este periódico Rogelio Blanco a propósito del Año Galdós: «La presencia leonesa en la obra galdosiana se inscribe sobre todo tras el nombre, bien de profesores (Lázaro Bardón, Fernando de Castro o Gumersindo de Azcárate), bien de clérigos (los obispos Albarca y López Peláez, el cura de La Bañeza, Muñoz Torreros o Ruiz Padrón), bien de empresarios o políticos (Sierra-Pambley, el maragato Alonso Cordero o el relojero Losada), así como de reyes del viejo Reino (Alfonso V, Alfonso IX y su esposa Berenguela o de Guzmán el Bueno), sin olvidar al berciano Enrique Gil y Carrasco».

En La Fontana de Oro Galdós narra el combate heroico de los vecinos de Sahagún, pese a su inferioridad numérica, contra las tropas napoleónicas.

En Torquemada en el purgatorio, Galdós muestra los tejemanejes que uno debía emprender para ‘salir senador’ por una provincia a finales del siglo XIX, y en una memorable estampa refleja la victoria de uno de estos pretendientes: «…Y cómo, en fin, le aclamaron con roncas voces, llamándole padre de los pobres, la primera gloria del Bierzo, y el salvador de la patria leonesa».

Galdós denuncia, en su obra España sin rey, la participación activa de personas vinculadas a Iglesia en el largo conflicto carlista: «La cuadrilla más audaz y vandálica de la provincia de León fue la que guerreaba bajo las banderas del heroico beneficiado de la Catedral, don Antonio Milla, de quien se dijo que era tan sutil teólogo como hábil estratega».

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